GUATEMALA
En busca de reclutarlos, les ofrecen hasta15 mil o 18 mil quetzales al mes.
Narcos "acosan" a kaibiles
Narcos mexicanos buscan reclutar a soldados guatemaltecos, conocidos como kaibiles. Agencias
El Universal. 26 de marzo del 2007.
El Infierno, Poptún., Los cárteles de la droga mexicanos y sus sicarios acosan al cuartel kaibil en busca de reclutar a los soldados de esta unidad élite, considerada entre las de mayor capacidad bélica por su preparación extrema.
La capacitación y poderío de que es capaz un kaibil ha hecho que el Ejército y la Armada de México cuenten con 38 soldados y marinos de este tipo, quienes lograron aprobar el curso para convertirse en militares de unidades élite de choque, infiltración y asalto.
Contra este objetivo alcanzado por militares mexicanos, las autoridades de México enfrentan una amenaza: la "presión" que ejercen los cárteles de las drogas o sicarios como Los Zetas, para reclutar en Guatemala a estos soldados.
"Hasta hoy no han logrado reclutar un solo kaibil en activo pese a ofrecerles hasta 15 mil o 18 mil quetzales -unos 2 mil 500 dólares o más- al mes", afirma el comandante encargado de preparar en este campamento a las nuevas generaciones, el coronel Eduardo Manuel Morales Álvarez.
Quienes se han involucrado con narcotraficantes -dice este hombre con más de 24 años en este cuerpo de fuerzas especiales de Guatemala- son sólo algunos y son tan pocos que se pueden contar con la mano.
"No eran miembros en activo del Ejército de Guatemala, eran ex militares con instrucción kaibil que fueron retirados por indisciplina, se dieron de baja por problemas o desertaron", explica respecto a los casi 15 kaibiles detenidos en México de 2005 a la fecha.
Por eso no se puede estigmatizar a todos, señala Morales Álvarez, uno de los 2 mil soldados de élite que se han formado durante los últimos 32 años, desde que fue fundada esta unidad de fuerzas especiales del Ejército guatemalteco y en la que se afirma se moldea a "máquinas humanas de guerra".
"Los narcotraficantes mexicanos y guatemaltecos que operan en la frontera sur de México y al norte del departamento de El Petén, se están burlando de los gobiernos de México y de Guatemala", advierte el jefe de esta unidad militar, a la que organizaciones no gubernamentales de este país y del extranjero acusan de masacres contra campesinos e indígenas guatemaltecos en el pasado.
Tarde o temprano los narcotraficantes deberán enfrentar la fuerza de los kaibiles, adelanta el responsable de preparar a los hombres que se distinguen por el uso de boinas guindas y el símbolo del jaguar, entre cuyas "historias negras" se cuenta la ocurrida en 1982 en el poblado indígena de Las Dos Erres, donde sus miembros ejecutaron en una sola noche a casi 180 personas, entre mujeres, niños y hombres.
De los cárteles de la droga, dice Morales, "es gente bien organizada y poderosa en recursos, pero le hacen falta principios, valores. Se elimina entre sí y desconfía de todo. Es gente que no puede trazar un plan seguro porque traiciona. Ahí mismo, en eso está nuestra fortaleza y nos va a llevar a conseguir la victoria sobre ellos".
Mexicanos adiestrados
Aquí en El Infierno, como se denomina al campamento en el que se encuentra su centro de operaciones y se prepara a los nuevos miembros de la unidad, también se ha entrenado a 350 kaibiles de otros países; de ellos, 38 pertenecen al Ejército y a la Armada de México.
De hecho, México tiene el mayor número de soldados que lograron convertirse en kaibiles, de acuerdo con el informe presentado por el Estado Mayor de ese agrupamiento. Los miembros de la escuela mexicana de fuerzas especiales perfeccionados en El Infierno, son reconocidos incluso por los kaibiles de viejo cuño.
Casi todos los que han venido aquí tienen mucha aptitud. "Tienen buena condición, los preparan de una manera increíble, algunos son hasta sobreentrenados, se les va la mano y les hemos recomendado no hacerlo porque si no, aquí se iban a terminar de morir", comenta.
Después del curso kaibil, la mayoría de los que lo aprueban ingresan a hospitales para recuperarse, les dan vacaciones o entran a una fase de rehabilitación antes de regresar a sus comandos. "El grado de resistencia de un kaibil hace la diferencia", expresa el jefe de estas fuerzas especiales.
Se considera que uno solo vale por unos cinco hombres por su desempeño, el equipo que maneja y el tipo de misiones que cumple. Un grupo está integrado por 16 hombres, y un pelotón regular tiene una organización de 37 hombres, "pero cada kaibil puede enfrentarse solo a cualquier situación", resalta. Hasta la fecha allá se han realizado 66 cursos para oficiales, con un total de mil 287 graduados; además se impartieron 91 cursos para tropa con 4 mil 778 soldados especialistas graduados a lo largo de los 32 años.
Las tentaciones
El tema de los kaibiles ligados al narcotráfico no es el que más agrada a los jefes de esta unidad de élite del Ejército de Guatemala. Les molesta, disgusta, pero aceptan hablar a cambio de respetar el sentido de sus palabras.
"Aquellos que han pasado por el adiestramiento kaibil y terminan en las filas del narcotráfico no merecen que se les llame como tales", dice el jefe del Estado Mayor de la brigada de fuerzas especiales. "Para empezar no son kaibiles, para mí no lo son", afirma.
Los Zetas son Los Zetas , no están formados sólo por kaibiles. En el mundo del narcotráfico, agrega, hay un sinfín de personalidades. Hay desde políticos hasta médicos o abogados. "Hay todo tipo de gente; por qué entonces estigmatizar a todo un cuerpo por algunos elementos que incluso ya estaban fuera de aquí", reclama Morales Álvarez.
Un dato que destacamos, indica, es que un soldado gana mil 100 quetzales al mes y Los Zetas tienen constante presión, pero "no lo han logrado, no han podido reclutar un solo kaibil en activo a pesar de que les ofrecen entre 15 y 18 mil quetzales al mes de sueldo", dice.
"Cualquiera que no tenga sus principios bien fundamentados cae en la tentación, pero mi gente no lo hace", asegura.
Una cosa más, explica: se los llevan engañados. "No les dicen ustedes se van a ir a trabajar con Los Zetas, nosotros tenemos información de que vienen y les ofrecen ir a prestar seguridad a un finquero, que van a ir a cuidar una hacienda o algo por el estilo y cuando se enteran ya están involucrados en algo fuera de la ley."
La situación de cualquier forma preocupa, resalta Morales Álvarez. "Yo estoy aquí constantemente bombardeando a mis muchachos de que no se dejen engañar, que no vale la pena caer muerto o morir fuera de la ley", comenta.
"La mayoría de mis soldados vive en comunidades muy cerradas, pequeñas, en las que todos se conocen, y entonces el peor castigo que puede recibir es la vergüenza, porque su pueblo completo lo va a señalar", indica el jefe militar.
"Yo les digo que lo que vale realmente la pena en esta vida es el reconocimiento que van a alcanzar, que la sociedad les va a reconocer que a pesar de que no ganan bien, que están mal equipados, de que iban con muchas limitaciones a cumplir su misión, al final la cumplieron."
En la región de El Petén se está formando un teatro de operaciones que involucra a toda la parte sur de México y la parte norte del departamento antes citado, en el que se encuentra la zona maya; esa actividad se está extendiendo a la parte sur del departamento, considera Morales Álvarez respecto a los movimientos del narcotráfico que se dan entre México y Guatemala.
La capacitación y poderío de que es capaz un kaibil ha hecho que el Ejército y la Armada de México cuenten con 38 soldados y marinos de este tipo, quienes lograron aprobar el curso para convertirse en militares de unidades élite de choque, infiltración y asalto.
Contra este objetivo alcanzado por militares mexicanos, las autoridades de México enfrentan una amenaza: la "presión" que ejercen los cárteles de las drogas o sicarios como Los Zetas, para reclutar en Guatemala a estos soldados.
"Hasta hoy no han logrado reclutar un solo kaibil en activo pese a ofrecerles hasta 15 mil o 18 mil quetzales -unos 2 mil 500 dólares o más- al mes", afirma el comandante encargado de preparar en este campamento a las nuevas generaciones, el coronel Eduardo Manuel Morales Álvarez.
Quienes se han involucrado con narcotraficantes -dice este hombre con más de 24 años en este cuerpo de fuerzas especiales de Guatemala- son sólo algunos y son tan pocos que se pueden contar con la mano.
"No eran miembros en activo del Ejército de Guatemala, eran ex militares con instrucción kaibil que fueron retirados por indisciplina, se dieron de baja por problemas o desertaron", explica respecto a los casi 15 kaibiles detenidos en México de 2005 a la fecha.
Por eso no se puede estigmatizar a todos, señala Morales Álvarez, uno de los 2 mil soldados de élite que se han formado durante los últimos 32 años, desde que fue fundada esta unidad de fuerzas especiales del Ejército guatemalteco y en la que se afirma se moldea a "máquinas humanas de guerra".
"Los narcotraficantes mexicanos y guatemaltecos que operan en la frontera sur de México y al norte del departamento de El Petén, se están burlando de los gobiernos de México y de Guatemala", advierte el jefe de esta unidad militar, a la que organizaciones no gubernamentales de este país y del extranjero acusan de masacres contra campesinos e indígenas guatemaltecos en el pasado.
Tarde o temprano los narcotraficantes deberán enfrentar la fuerza de los kaibiles, adelanta el responsable de preparar a los hombres que se distinguen por el uso de boinas guindas y el símbolo del jaguar, entre cuyas "historias negras" se cuenta la ocurrida en 1982 en el poblado indígena de Las Dos Erres, donde sus miembros ejecutaron en una sola noche a casi 180 personas, entre mujeres, niños y hombres.
De los cárteles de la droga, dice Morales, "es gente bien organizada y poderosa en recursos, pero le hacen falta principios, valores. Se elimina entre sí y desconfía de todo. Es gente que no puede trazar un plan seguro porque traiciona. Ahí mismo, en eso está nuestra fortaleza y nos va a llevar a conseguir la victoria sobre ellos".
Mexicanos adiestrados
Aquí en El Infierno, como se denomina al campamento en el que se encuentra su centro de operaciones y se prepara a los nuevos miembros de la unidad, también se ha entrenado a 350 kaibiles de otros países; de ellos, 38 pertenecen al Ejército y a la Armada de México.
De hecho, México tiene el mayor número de soldados que lograron convertirse en kaibiles, de acuerdo con el informe presentado por el Estado Mayor de ese agrupamiento. Los miembros de la escuela mexicana de fuerzas especiales perfeccionados en El Infierno, son reconocidos incluso por los kaibiles de viejo cuño.
Casi todos los que han venido aquí tienen mucha aptitud. "Tienen buena condición, los preparan de una manera increíble, algunos son hasta sobreentrenados, se les va la mano y les hemos recomendado no hacerlo porque si no, aquí se iban a terminar de morir", comenta.
Después del curso kaibil, la mayoría de los que lo aprueban ingresan a hospitales para recuperarse, les dan vacaciones o entran a una fase de rehabilitación antes de regresar a sus comandos. "El grado de resistencia de un kaibil hace la diferencia", expresa el jefe de estas fuerzas especiales.
Se considera que uno solo vale por unos cinco hombres por su desempeño, el equipo que maneja y el tipo de misiones que cumple. Un grupo está integrado por 16 hombres, y un pelotón regular tiene una organización de 37 hombres, "pero cada kaibil puede enfrentarse solo a cualquier situación", resalta. Hasta la fecha allá se han realizado 66 cursos para oficiales, con un total de mil 287 graduados; además se impartieron 91 cursos para tropa con 4 mil 778 soldados especialistas graduados a lo largo de los 32 años.
Las tentaciones
El tema de los kaibiles ligados al narcotráfico no es el que más agrada a los jefes de esta unidad de élite del Ejército de Guatemala. Les molesta, disgusta, pero aceptan hablar a cambio de respetar el sentido de sus palabras.
"Aquellos que han pasado por el adiestramiento kaibil y terminan en las filas del narcotráfico no merecen que se les llame como tales", dice el jefe del Estado Mayor de la brigada de fuerzas especiales. "Para empezar no son kaibiles, para mí no lo son", afirma.
Los Zetas son Los Zetas , no están formados sólo por kaibiles. En el mundo del narcotráfico, agrega, hay un sinfín de personalidades. Hay desde políticos hasta médicos o abogados. "Hay todo tipo de gente; por qué entonces estigmatizar a todo un cuerpo por algunos elementos que incluso ya estaban fuera de aquí", reclama Morales Álvarez.
Un dato que destacamos, indica, es que un soldado gana mil 100 quetzales al mes y Los Zetas tienen constante presión, pero "no lo han logrado, no han podido reclutar un solo kaibil en activo a pesar de que les ofrecen entre 15 y 18 mil quetzales al mes de sueldo", dice.
"Cualquiera que no tenga sus principios bien fundamentados cae en la tentación, pero mi gente no lo hace", asegura.
Una cosa más, explica: se los llevan engañados. "No les dicen ustedes se van a ir a trabajar con Los Zetas, nosotros tenemos información de que vienen y les ofrecen ir a prestar seguridad a un finquero, que van a ir a cuidar una hacienda o algo por el estilo y cuando se enteran ya están involucrados en algo fuera de la ley."
La situación de cualquier forma preocupa, resalta Morales Álvarez. "Yo estoy aquí constantemente bombardeando a mis muchachos de que no se dejen engañar, que no vale la pena caer muerto o morir fuera de la ley", comenta.
"La mayoría de mis soldados vive en comunidades muy cerradas, pequeñas, en las que todos se conocen, y entonces el peor castigo que puede recibir es la vergüenza, porque su pueblo completo lo va a señalar", indica el jefe militar.
"Yo les digo que lo que vale realmente la pena en esta vida es el reconocimiento que van a alcanzar, que la sociedad les va a reconocer que a pesar de que no ganan bien, que están mal equipados, de que iban con muchas limitaciones a cumplir su misión, al final la cumplieron."
En la región de El Petén se está formando un teatro de operaciones que involucra a toda la parte sur de México y la parte norte del departamento antes citado, en el que se encuentra la zona maya; esa actividad se está extendiendo a la parte sur del departamento, considera Morales Álvarez respecto a los movimientos del narcotráfico que se dan entre México y Guatemala.
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