LOS KAIBILES

Textos míos, de otros colegas u ong´s sobre este tema polémico como lo son: las "Maquinas de Matar" Su lema: "Si avanzo sígueme, si caigo ayúdame, si retrocedo mátame".

junio 12, 2006

Kaibil, fuerza élite reconocida en el mundo

PRENSA LIBRE
Guatemala, domingo 04 de diciembre de 2005

Las fuerzas especiales Kaibil son consideradas como de las mejores en el mundo. El trabajo que efectúan en el Congo, África y Haití ha sido elogiado por las Naciones Unidas
Por: Francisco González Arrecis, Carlos Menocal



Luego del curso Kaibil, los oficiales y tropa pueden optar a otros cursos especiales, como francotirador y entrenarse en la unidad antiterrorista.
Foto Prensa Libre: Adolfo Mejía.

El subteniente salvadoreño Moisés Rivas respira sereno mientras corta con su machete la maleza en una zona de Poptún, Petén, lugar donde se encuentra el monasterio Kaibil y la brigada de Fuerzas Especiales de Guatemala. Su misión, junto a otros 15 alumnos y aspirantes a graduarse de kaibil, es construir un área, de unos 30 metros de diámetro, para ser rescatados vía aérea la mañana siguiente.

Trabajan toda la noche sin descanso, a pesar de la lluvia. Rivas se ve exhausto, pero sigue golpeando con su machete la estepa verde.

“Vine aquí (Guatemala) porque la escuela Kaibil tiene renombre internacional y mucho prestigio entre las fuerzas élite. Los oficiales de mi país que se han graduado en este curso ocupan puestos clave en el Ejército”, dice.

A él le acompaña otro oficial salvadoreño. Si se gradúan, esta promoción tendrá en sus filas a cinco extranjeros: un hondureño, un nicaragüense, dos salvadoreños y un beliceño. El resto, 11 oficiales, son guatemaltecos.

Rogelio Ramírez, militar beliceño, confiesa que su país lo mandó al curso porque quiere formar una fuerza élite. “Mandaron otros soldados a Inglaterra, Colombia y Estados Unidos”, explica.

Elogios internacionales
Fuera del continente americano, en África, el militar holandés Patrick Cammert, jefe de la Misión Sur de la Misión de Naciones Unidas para la República Democrática del Congo (Monuc), elogia el trabajo de los kaibiles que fueron asignados a esa estructura. Su misión en el Congo es la imposición de la paz en un país convulso por las milicias y los grupos armados al margen de la ley.

“Se ha aprovechado la capacidad de los kaibiles para la pacificación de algunas regiones controladas por rebeldes y a donde no se había podido llegar con unidades regulares de los ejércitos participantes.

Su presencia ha evitado que en la mayoría de casos no se use la fuerza y no se activen las armas”, explica Cammert, en una ceremonia de cambio de unidades guatemaltecas.

En la actualidad, las Naciones Unidas emplean a sólo dos fuerzas especiales en sus despliegues por el mundo: Los Kaibiles (única en el Congo) y los soldados élite de Inglaterra, asignados a otras tareas en otras naciones.

Francisco Beltranena, especialista en temas militares, dice que un Estado, como el guatemalteco, que tiene ejército, debe tener fuerzas especiales.

“Estas unidades son capaces de cumplir tareas y misiones no comunes a las fuerzas regulares.

Los kaibiles se convirtieron actualmente en un modelo. Ahora no son formados con el mismo concepto que fue usado durante el conflicto armado interno, con objetivos contrainsurgentes”, explica.

De hecho, Cammert lo confirma al explicar que gracias a la fuerza élite de Guatemala se logró la liberación de secuestrados y comunidades retenidas por los rebeldes en Kivu. “Los kaibiles han ayudado a negociar con grupos rebeldes radicales como los del FRL o los Kutis, en la frontera con Ruanda. La fuerza kaibil, además ayudó a disuadir a la milicia en el sur de Kivu”, sostiene Cammert.

Poco recurso

Hoy por hoy, dice Beltranena, los kaibiles son considerados una de las mejores fuerzas especiales en el mundo.

Pero también han estado en la mira, especialmente porque las autoridades mexicanas han denunciado que kaibiles desertores habrían colaborado con el narcotráfico y crimen organizado en el vecino país.

Jorge Antonio Ortega Gaytán, vocero militar y kaibil, dice que los soldados capturados en México eran desertores. “Hasta el momento, las autoridades mexicanas no nos han dado información certera sobre cuál es la situación de estas personas. Por este incidente no se puede generalizar y destruir la imagen de las fuerzas especiales de Guatemala”, sostiene.

El capitán Pavel Estuardo Godínez, jefe instructor del curso kaibil, dice que la formación de estos soldados no permite que se alejen de la perspectiva de la paz.

“Los especialistas detenidos en México son desertores. Ese es un caso aislado. Nuestros alumnos aprenden a dominar sus tentaciones”, sostiene Godinez.
Pocos recursos

A pesar de los elogios internacionales, en la escuela de formación de estos soldados, en el escuadrón antiterrorista y de francotiradores (estructuras que pertenecen a la brigada de fuerzas especiales), los recursos no son bonanza.

En un recorrido de este diario por ese lugar se logró establecer que allí aún se usan los fusiles Galil y M-16, y no todos los aparatos de equipo nocturno funcionan. Algo similar ocurre con los acuáticos, útiles para las prácticas de evacuación e incursión.

Miguel Ángel Escribá Pimental, comandante de la brigada de fuerzas especiales, reconoce: “No tenemos ni el armamento ni el equipo adecuado. Todo es antiguo y obsoleto. Aun así, hemos entrado en la fase de remozarlo y lo tenemos en perfectas condiciones. El kaibil está acostumbrado a trabajar con lo que tenga al alcance de su mano”, añade.

Ortega Gaytán dice que esta unidad siempre ha tenido un tratamiento especial. “En este momento nuestro equipo de última generación se emplea en el la República Democrática del Congo, el resto es para entrenamiento”, indica. “Ahora que finalice el curso (5 de diciembre) vamos a iniciar la fase de mantenimiento y reparación de equipo", explica el vocero militar.

Conflicto en el Congo

El Congo es un país rico en recursos naturales -minerales raros, petróleo, diamantes, oro y madera-.

En la actualidad, el país está dividido en dos partes, dominadas por alianzas entre diferentes países limítrofes que mantienen encendido un conflicto de origen étnico y político alimentado, sin duda, por la lucha por el control de los recursos.
Es en ese lugar donde las Naciones Unidas han impuesto la paz. Para ello cuentan con alianzas y la unidad especial de los kaibiles.

Interioridades

Se completa en ocho semanas. El alumno aprende a vencer el cansancio y a explotar su capacidad intelectual.

RUTINA: Antes de cada comida

Aquí no hay almuerzo gratis. Los kaibiles deben efectuar una serie de ejercicios físicos antes de ingerir cada alimento. Corren hasta cuatro kilómetros, suben y bajan de lazos, ejecutan despechadas. Todo se hace contra el reloj.

NOCHE: Trabajan sin dormir

En ocasiones, las tareas son encomendadas de noche. Los jefes dijeron al grupo que debían despejar el área porque a la mañana siguiente un helicóptero los iba a rescatar de esa área.

INCURSIÓN: Ejercicios aéreos

Una de las rutinas más riesgosas es el descenso en helicóptero. Luego de aprender a sujetarse en el helicóptero y a hacer nudos, empieza la práctica. Todos los alumnos deben pasar por estas pruebas difíciles.

AÉREO: Apoyo para el combate


Los kaibiles aprenden a guiar apoyo aéreo. La lectura de mapas y las posiciones estratégicas ayudan a los pilotos a efectuar ataques que son guiados por las fuerzas especiales que se encuentran en tierra a la espera de la ayuda.

ACUÁTICO: Incursiones rápidas
El capitán Carlos Polanco muestra cómo los kaibiles incursionan desde el agua y ejecutan acciones rápidas de ataque. “Con estos actos podemos destruir campamentos enemigos, sin que se percanten”, dice.

DESAFÍO: A 40 km por hora

Las técnicas de desembarque de vehículos requieren concentración máxima, pues se hacen desde cinco kilómetros hasta 40 kilómetros por hora. En este ejercicio ocurren fracturas y los alumnos se lesionan con facilidad.

http://www.prensalibre.com/pl/2005/diciembre/04/129336.html

Las Fuerzas Especiales-Kaibiles

FUENTE:
Guatemala: Memoria del silencio
Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH).
Capitulo II: Volumen 1
Puede consultarse en línea
:
http://shr.aaas.org/guatemala/ceh/mds/spanish/toc.html

111. En los primeros años de la década del sesenta, comenzaron los primeros intentos del Ejército por conformar tropas para realizar operaciones especiales, de comandos y contraterroristas. Existían tres compañías de paracaidistas con entrenamiento de fuerzas especiales, con base en los oficiales que realizaron cursos de Rangers en Estados Unidos. Estas compañías se disolvieron con la caída del presidente Ydígoras Fuentes.

112. En la permanente evolución y actualización de las técnicas de combate, se fue gestando la creación de una tropa de élite, durante la década de los sesenta y principios de los setenta, con la finalidad de contar con tropas de especialistas. Estas permitían al Ejército dar una respuesta más rápida a las operaciones de la guerrilla, tanto en el área urbana como rural, con mayor economía de medios y golpeando contundentemente a las unidades de los insurgentes.

113. Durante estas dos décadas el Ejército envió numerosos oficiales a realizar cursos de fuerzas especiales a varios países, como por ejemplo Perú, Chile, Colombia y Panamá donde se encontraba Fort Gulick, lugar de funcionamiento de la Escuela de las Américas. Desde los años sesenta los cadetes de la Escuela Politécnica, durante los últimos seis meses antes de graduarse como oficiales del Ejército, realizaban en Panamá cursos de operaciones contrainsurgentes.

114. Estos antecedentes dieron lugar a la creación de la Escuela Kaibil,99 la que estuvo ubicada inicialmente en el paraje denominado El Infierno, La Pólvora, Melchor de Mencos, Petén, cerca de la frontera de Belice, creada el 4 de diciembre de 1974 como Escuela de Comandos. El 5 de marzo de 1975 se denominó Escuela Kaibil y posteriormente el 12 de enero de 1989 fue trasladada al municipio de Poptún, Petén, en las antiguas instalaciones de la zona militar No. 23, lugar donde actualmente se encuentra con el nombre de Centro de Adiestramiento y Operaciones Especiales Kaibil.

115. La Escuela Kaibil se organizó inicialmente en función de un objetivo político militar: la recuperación del territorio de Belice para Guatemala.

"Es hasta 1976, en que soy trasladado a la entonces Brigada Militar General Luis García León, con sede en Poptún, hoy en esas instalaciones se encuentra la Escuela de Kaibiles. Entonces cuando yo soy designado a esa unidad, mi primera experiencia militar que tuve es el intento de recuperar Belice. La mayoría de las unidades que se desplazaron a la línea de frontera fue con la intención de pelear por la recuperación de Belice ... Para estas acciones hubieron órdenes concretas al Ejército ... del Gobierno del general Eugenio Laugerud García, y el comandante de Poptún en ese entonces era el coronel, y luego general Manuel Benedicto Lucas ... yo tuve un objetivo militar que nunca atacamos pues nos retiramos de la línea de frontera, nunca se me olvida el nombre, el campamento militar de Las Machacas ... Por eso que su sede era El Infierno y su posición era la frontera con Belice. Yo, que pasé por esa Escuela, los ejercicios eran para recuperar Belice, y vamos a Belice y todo era para Belice ¨no?. Conforme va evolucionando el proceso guatemalteco se vuelve la unidad de élite, que éramos muy pocos al principio y se empiezan a involucrar en operaciones militares ...".100

116. "El KAIBIL es una máquina de matar cuando fuerzas o doctrinas extrañas atentan contra la Patria o el Ejército". Así se expresa en el numeral 9 del Decálogo del Kaibil, inserto dentro de la Misión y Capacidades de la Escuela "KAIBIL".101 Ese lema puede ser considerado como la expresión de la filosofía de los kaibiles.

117. La influencia doctrinaria ideológica y operacional del Ejército norteamericano en el adiestramiento de los oficiales y cadetes del Ejército de Guatemala, en los cursos realizados en Panamá, fue notoria. Los instructores fueron oficiales y suboficiales norteamericanos: la mayoría con experiencia de combate en Vietnam, condecorados por acciones de guerra y con un claro concepto y adiestramiento en las técnicas de las operaciones contrainsurgentes principalmente en áreas selváticas.

118. Algunos integrantes de las tropas norteamericanas que eran relevados de la guerra de Vietnam, sobre todo los conocidos como Boinas Verdes y los Rangers, antes de regresar a los Estados Unidos permanecían estacionados en Panamá, y servían de instructores en los ejercicios militares realizados en los cursos de instrucción.

119. Este entrenamiento se basó fundamentalmente en técnicas de sobrevivencia en situaciones extremas de combate, técnicas de tortura a prisioneros de guerra, con la finalidad de obtener rápida información sobre los insurgentes, adoctrinamiento ideológico anticomunista y técnicas de operaciones psicológicas, entre otros. Como parte del entrenamiento se simulaba ataques, penetraciones y destrucción de aldeas.

120. También existió la influencia de otros países donde militares de Guatemala accedieron a cursos de fuerzas especiales y de fueron adaptados al aprendizaje de los Kaibiles, como son los cursos de Lanceros de Colombia, Comandos Peruanos y Comandos Chilenos.

"Kaibil sale de una mezcla de experiencias de Rangers de los Estados Unidos, Lanceros colombianos, Comandos peruanos, Comandos chilenos, sumaron todas estas experiencias e hicieron un modelo adaptado a nuestra realidad el curso Kaibil. Posteriormente ya la mística de Kaibil se volvió una mística propia ...".102

121. La misión de la Escuela fue preparar a los combatientes y jefes de unidades menores en la conducción de operaciones especiales; desarrollar la iniciativa y mantener la moral en todo momento, principalmente en situaciones críticas y en operaciones especiales; y seleccionar por medio de entrenamiento arduo y bajo presión física y mental, a los elementos del Ejército que estuvieran en capacidad de realizar operaciones de comandos.

122. La Escuela tuvo como objetivo principal incrementar la mística de combate, compañerismo, iniciativa, agresividad, lealtad y disciplina en los miembros del Ejército, así como reafirmar la doctrina de la institución armada y desarrollar la habilidad, conocimientos técnicos y tácticos para conducir operaciones especiales y contraterroristas.

123. En la formación profesional de un oficial, ser Kaibil fue, en algunos casos, determinante para escalar posiciones dentro de la carrera, y una distinción dentro de la corporación de oficiales del Ejército.

"El hecho de ser Kaibil le podía representar a uno ser instructor de cadetes o ir a una beca al exterior".103

124. Desde el momento en que era aceptado en la Escuela, el entrenamiento de los Kaibiles constaba de tres fases. La primera era de tres semanas y se exigía el máximo rendimiento físico y mental del alumno; cualquier falta era sancionada con ejercicios extras, se le hostigaba en todo momento para comprobar su resistencia a la presión psicológica. La segunda fase constaba de cuatro semanas en selva, montañas y en centros poblados, incluyendo sobrevivencia en áreas carentes de los medios normales de subsistencia, empleo de trampas cazabobos104 en áreas de enfrentamiento, infiltraciones en áreas enemigas, entre otros. La tercera fase era eminentemente práctica y se realizaba en terreno montañoso, selvático y jungla e incluía incursiones, emboscadas, ataques de aniquilamiento, Inteligencia y operaciones en áreas urbanas.105

125. Dentro de la mística del Kaibil incidían varios factores tendientes a crear un soldado de élite con la mejor preparación profesional. Dentro del curso se fomentó al máximo el sentido de agresividad y valor a través de la presión mental y física deshumanizada. Era esencial el hecho de matar animales, particularmente perros y comérselos crudos o asados, y beber su sangre para evidenciar el valor.

"Teníamos que comer animal crudo, matar gallinas por la cabeza, tomar la sangre, comer nuestros propios vómitos, para no desperdiciar. Uno lo hace pero no se acostumbra ...".106

126. La enseñanza de torturar prisioneros de guerra como método rápido para obtener información que fuera de utilidad en las operaciones, significó otras de las desviaciones de la enseñanza.

"Eran patrones equivocados que no hay que señalar solamente a la Escuela de Kaibiles como la responsable de eso ... me preguntaron, mire y desde cuando enseñamos eso del derecho humanitario y si a los cadetes ya le enseñan eso; y yo le dije, cuando yo era cadete lo único que me enseñaron a mi fue prisionero de guerra y el ejercicio se llamaba campamento de prisioneros, per, era tan equivocado el ejercicio que se hacía en Academia Militar, que si uno caía prisionero, era sinónimo de tortura, o sea pues se estaba mal educando a las personas ...".107

127. Otro de los componentes de la deformación de la enseñanza fue la brutalidad de los instructores oficiales con los alumnos. Los malos tratos, las humillaciones y los castigos físicos y mentales fueron elementos cotidianos del entrenamiento del Kaibil con la consigna de quien aguanta, está en óptimas condiciones de combatir en las circunstancias más extremas. Como parte de este trato degradante, se puede contabilizar la muerte de un oficial instructor, efectuada por un alumno, en acto de venganza por el mal trato que estaba recibiendo.108 Además, resultaron varios muertos y heridos en dichos entrenamientos.

"La sanción a los alumnos cuando cometían faltas se le castigaba con "dominadas" (flexiones de brazos) frente a piedras pintadas de color blanco y se debían hacer mirando hacia el Este, que significaba mirar hacia Belice fomentando de esa forma el espíritu nacionalista hacia nuestro enemigo, y acorde a la gravedad de la falta se le hacia caminar por unas horas, dentro del perímetro de la escuela, con una mochila cargada con piedras...".

"Si hasta en el mismo curso kaibil, yo que pasé por esa Escuela, fui a encontrar un ejercicio que se llamaba "moco con cola" y era totalmente aberrante ... era poner una soga y amarrar a todos los alumnos con una gasa, a todos así, entonces el instructor llevaba luz y obviamente podía ir viendo el camino de noche, pero todos los alumnos no, entonces eso era un chumbulungo, y había fracturados, golpeados y todo, entonces no tenía ningún sentido. Cuando el ejercicio original, que yo lo hice, era efectivamente una navegación nocturna para tomar un objetivo en condiciones de visibilidad limitada ... pero fue degenerándose de tal manera que entonces los amarraban y los jalaban de arriba para abajo y ese era el ejercicio y entonces había quemaduras de cable en la cintura, dedos quebrados o fusiles extraviados ...".109

128. Se pretendía que el personal militar seleccionado para ser entrenado como kaibil, aumentara su perfil de agresividad a través de determinadas técnicas. "Todos los alumnos aprenderán el lema y el decálogo kaibil, y lo repetirán para que se impregne en su conciencia".110

129. Algunos de los puntos del decálogo del kaibil que estaban destinados al aumento de la agresividad eran los siguientes: "Siempre atacar, siempre avanzar"; "el ataque de un kaibil será planeado con secreto, seguridad y astucia y lo conducirá con fuerza, vigor y agresividad"; "el kaibil es una máquina de matar cuando fuerzas o doctrinas extrañas atentan contra la patria o el Ejército"; "al ser emboscado, acompañándose del máximo volumen de fuego, el kaibil se lanza al ataque aniquilador".111

130. Inicialmente los kaibiles graduados conformaron pequeñas unidades orgánicas para actuar en operaciones independientes o de apoyo a otra fuerza mayor. A partir del recrudecimiento del enfrentamiento, en 1980, los kaibiles fueron distribuidos en diferentes unidades del Ejército, con excepción de los que prestaban servicios en las unidades del Centro de Adiestramiento. De esa forma actuaron como elemento multiplicador de la instrucción a la tropa regular de las distintas zonas y bases militares, imprimiéndole la agresividad en la formación del soldado regular.

"En los centros de adiestramientos de reclutas de las fuerzas regulares se da el entrenamiento salvaje. A mí me hicieron comer carne de perro cruda y beber su sangre ... a este entrenamiento le llamaban supervivencia ... mandaron a cuatro soldados a la calle, a buscar un perro, tenía la enfermedad "chino" ... un oficial lo mató y comenzó a dar un trozo a cada uno ... todos lo comimos a puro tubo ... después vino la prueba de los sonidos y olores ... le daban a uno a oler gasolina, hule quemado ... con los ojos vendados y al final nos daban a comer estiércol humano ...".112

131. Durante las operaciones contrainsurgentes, oficiales y tropas kaibiles actuaron conjuntamente con tropas regulares, apoyaron operaciones como parte de una Fuerza de Tarea, o actuaron en operaciones especiales en forma independiente. Un caso fue el de la Fuerza de Tarea Kaibil Balam, creada el 11 de septiembre de 1987.

"A los kaibiles los usaron como una unidad especial, como un equipo, donde utilizaban a los instructores y a los sub-instructores y era un riesgo para nosotros porque era muy grande la calidad de la gente. Eran doce personas, fueron al campamento Los Tumbos de ORPA. Tuvieron éxitos importantes ... pocas veces los utilizaron, pero obtuvieron buenos resultados ...".113

132. Un caso que refleja la utilización operativa de esta fuerza, actuando como grupo militar orgánico, aplicando la agresividad y los métodos bárbaros inculcados, fue el de la masacre de Las Dos Erres, ocurrida en Petén, el 6 de diciembre de 1982.

"Comenzaron a sacar violentamente a la gente casa por casa y la fueron concentrando a las mujeres y niños en las iglesias y a los hombres en la escuela ... uno de los jefes de la patrulla, con rango de teniente kaibil, violó a una niña atrás de la iglesia evangélica ... como a las dos de la tarde del día 6 de diciembre comenzó la masacre cuando se arrojó vivo a un niño de tres o cuatro meses de edad a un pozo seco ... a las niñas de 10 y 14 años los kaibiles las violaron sucesivamente antes de matarlas ... todos los menores fueron muertos con golpes de una amálgama en la cabeza, a los muy pequeños los estrellaban en los muros o palos sujetándolos de los pies y posteriormente eran arrojados a ese pozo ... después se siguió con los hombres mujeres y ancianos ... y al igual que a los niños, les pegaban en el cráneo y los lanzaban al pozo ... así se siguió todo el día 6 de diciembre... según un ex kaibil, a las mujeres embarazadas que no habían sido ejecutadas les provocaban abortos, como consecuencia de los golpes y maltratos recibidos, "se podía ver como las golpeaban en el vientre con las armas o las acostaban y los soldados les brincaban encima una y otra vez hasta que el niño salía malogrado ... el 7 de diciembre ya no se siguió con el procedimiento anterior, sino que se empezó a matar hombres mujeres y niños por igual ... así como iban llegando al pozo así los iban matando señaló un ex kaibil que participó en la masacre ... cuando el pozo estaba casi lleno algunas personas aún seguían vivas y se levantaban tratando de salir pedían auxilio y mentaban a Dios ... después cuando los estabas tapando todavía se escuchaban quejas y llantos de las víctimas ... los que no cupieron en el pozo fueron mantenidos vivos en la iglesia y en la escuela ... fueron llevando a las mujeres a patadas y manadas, del pelo las agarraban, las llevaron a un lado debajo de la escuela ... las pusieron allí y se oyeron los disparos, las descargas, se oyó un solo grito, después se oyó que se quejaban niños y gente grande, siguieron las descargas, se oyó cómo las remataban, unos 15 o 20 tiros más ... después los armados regresaron cargando de nuevo sus tolvas, iban riendo como si nada hubiera pasado ... esa noche, la tropa de kaibiles festejó el haber matado a todos, se alegraban de cómo habían matado a las personas y de las violaciones que habían hecho y como las habían hecho, de que ya no quedaba nadie ...".114

FUENTE:
Guatemala: Memoria del silencio
Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH).
Capitulo II:
Volumen 1: Estrategias y mecanismos de las partes
Introducción
Las estrategia contrainsurgentes durante el enfrentamiento armado

http://shr.aaas.org/guatemala/ceh/mds/spanish/toc.html
Este reporte fue producido por la Comisión para el Esclaracimiento Histórico (CEH). Este website esta mantenido por el Programa de Ciencia y Derechos Humanos de la Asociación Americana del Avance de la Ciencia.

junio 11, 2006

ALERTAN DE MÁS KAIBILES: SEDENA

ISAÍN MANDUJANO/APRO
TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis., 10 de noviembre (apro).- Tras el caos que dejó el huracán Stan en Chiapas, el comandante de la VII Región Militar, Juan Morales Fuentes alertó sobre la posibilidad de que otros miembros del grupo de elite militar kaibil ingresen a Chiapas, por lo que advirtió que redoblarán esfuerzos para incrementar la seguridad en la frontera sur.

Expuso que el incremento de la delincuencia en la frontera sur podría darse, por ello se pondrá énfasis en los operativos de seguridad coordinados con otras instancias federales, estatales y municipales.

Morales Fuentes precisó que tras las devastación en 41 municipios de la Costa, Sierra y Soconusco hace más especial la atención en materia de seguridad a la frontera con Centroamérica.

“Nosotros no solo hemos observado la presencia de kaibiles en la frontera con Guatemala, el secretario de la Defensa Nacional ha manifestado la posibilidad de que pudiera haber más ingreso a Chiapas, apuntó el jefe castrense.

Mencionó que se tendrá que trabajar con los indicios y con la información que se vaya obteniendo con relación a la inmigración que se presente para saber si existe o no en Chiapas ese tipo de gente (kaibilkes), precisó.

De momento, dijo, que tras la tragedia en Chiapas se dio una merma del tráfico de indocumentados pero conforme se empiece todo a “normalizar” y se dejen sentir los efectos del caos podrían reincidir el fenómeno migratorio.

“Ahí vamos a tener que reordenar varias acciones a seguir”, señaló.

“No sabemos si habrá o no una mayor migración pero tenemos que redoblar esfuerzos para poder ordenar esa migración, pero debemos aumentar no solo el personal militar, que solo no va a poder parar el flujo de indocumentados, tampoco es su tarea”, aclaró.

No obstante, agregó, el Instituto Nacional de Migración (INM) sí tendría que aplicar todo el marco normativo de la Ley General de Población.

“Tras la captura de cuatro kaibiles en México provoca la pregunta lógica: “¿dónde están y qué hacen los demás?”, se cuestionó hace unos días en el diario Prensa Libre de Guatemala, la periodista Carolina Vásquez Araya, en su columna El Quinto Patio.

Vásquez Araya dijo que el entrenamiento kaibil —el non plus ultra de la contrainsurgencia latinoamericana, nacido al abrigo de la Guerra Fría— convierte a los soldados en efectivas armas de guerra.

“Esa es una de las razones por las cuales el Ejército de Guatemala, institución bajo cuya responsabilidad se creó la escuela de kaibiles y para cuyo servicio se integró este cuerpo armado, tiene el deber moral de llevar control de todos los cuadros entrenados en esa entidad, incluidos sus movimientos migratorios”, apuntó.

Indicó que un kaibil dado de baja “no es un ciudadano cualquiera”, pues lleva en su mochila años de inversión estatal en el perfeccionamiento de sus técnicas: “información privilegiada que lo coloca por encima de la gente común, una formación eminentemente guerrera que determinará para siempre su actitud frente a la sociedad”.

Por otro lado, refiere, los carteles del narcotráfico constituyen organizaciones amplias, eficientes y llenas de recursos, capaces de atraer con sus promesas de enriquecimiento rápido a quienes tengan la posibilidad de prestarles un servicio especializado.

“Infiltradas en los altos círculos oficiales en los países en donde operan, estas organizaciones criminales prácticamente garantizan la impunidad de sus operativos y la liberación pronta de sus elementos en caso de ser capturados”, dijo Carolina Vásquez Araya.

Para ella, los altos mandos son, como es de suponer, inmunes a la justicia y que quienes caen en redadas y operaciones antinarcóticas son meros peones. Todo ello, “reafirma su gran poder y una extraterritorialidad que aprovechan para volverse invisibles a la acción de la justicia y burlar los acuerdos entre Estados”.

En este contexto de guerra clandestina, ironiza, “un kaibil de su lado puede hacer la diferencia”.
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¿Dónde están y qué hacen los demás KAIBILES?

EL QUINTO PATIO
Por: Carolina Vásquez Araya
¿A dónde van las élites?
La captura de cuatro kaibiles en México provoca la pregunta lógica: ¿dónde están y qué hacen los demás?
elquinto@intelnet.net.gt
Guatemala, lunes 03 de octubre de 2005
http://www.prensalibre.com/pl/2005/octubre/03/124642.html


Cuando comenzó la moda de las artes marciales en el mundo occidental, una de las premisas a las cuales se daba mayor énfasis era a la existencia de un registro de los cuadros entrenados, con la explicación de que una persona experta en karate, kung fu o cualesquiera de las múltiples disciplinas guerreras de Oriente, era un arma en sí misma.

Por lo tanto, se destacaba la importancia de darle una sólida formación moral, pero también de llevar un cierto control de su trayectoria.

El entrenamiento kaibil —el non plus ultra de la contrainsurgencia latinoamericana, nacido al abrigo de la Guerra Fría— convierte a los soldados en efectivas armas de guerra.

Su capacidad de supervivencia en ambiente hostil e inhóspito, su habilidad con toda clase de armamento, su manera de desplazarse sin levantar sospechas y, sin duda, una actitud mental condicionada para enfrentar las peores condiciones y aún así vencer, los transforman en elementos ideales para cualquier operativo en situación de alto riesgo.

Esa es una de las razones por las cuales el Ejército de Guatemala, institución bajo cuya responsabilidad se creó la escuela de kaibiles y para cuyo servicio se integró este cuerpo armado, tiene el deber moral de llevar control de todos los cuadros entrenados en esa entidad, incluidos sus movimientos migratorios.

Un kaibil no es un soldado cualquiera. Eso lo han afirmado con orgullo quienes ven en este cuerpo de élite una ventaja para la institución castrense y, por extensión, para el país.

Entonces, un kaibil de baja tampoco es un ciudadano cualquiera. Lleva en su mochila años de inversión estatal en el perfeccionamiento de sus técnicas, información privilegiada que lo coloca por encima de la gente común, una formación eminentemente guerrera que determinará para siempre su actitud frente a la sociedad.

Por otro lado, los carteles del narcotráfico constituyen organizaciones amplias, eficientes y llenas de recursos, capaces de atraer con sus promesas de enriquecimiento rápido a quienes tengan la posibilidad de prestarles un servicio especializado.

Infiltradas en los altos círculos oficiales en los países en donde operan, estas organizaciones criminales prácticamente garantizan la impunidad de sus operativos y la liberación pronta de sus elementos en caso de ser capturados.

Los altos mandos son, como es de suponer, inmunes a la justicia. Quienes caen en redadas y operaciones antinarcóticas son meros peones.

Esto reafirma su gran poder y una extraterritorialidad que aprovechan para volverse invisibles a la acción de la justicia y burlar los acuerdos entre Estados.

En este contexto de guerra clandestina, un kaibil de su lado puede hacer la diferencia.

LA MASACRE EN DOS ERRES

Sobre los hechos de la masacre
A finales de los años 70 el movimiento guerrillero Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR) inició labores subversivas en esta provincia. Ante la amenaza guerrillera, el Ejército estableció un programa de adoctrinamiento de la población.

El programa militar incluía la 'jura a la bandera', que consistía en que las personas pasaban bajo la bandera nacional y hacían un juramento de fidelidad. La guerrilla, por su lado, hacía el trabajo de penetración en las diversas comunidades localizadas al noroeste del departamento de Petén, cerca de la frontera con México.
Bajo estas circunstancias la población civil ya no podía desarrollar sus actividades en un ambiente de paz.

El Ejército inició un control sistemático de la población. Muchos civiles fueron acusados de pertenecer a la guerrilla y posteriormente secuestrados, algunos aparecieron con vida; otros asesinados.

En el año 1982 se construyó el destacamento militar en la aldea Las Cruces (aledaña a Dos Erres), jurisdicción del municipio de La Libertad, y la consigna del Ejército fue: 'Si no se construye un destacamento militar, quemamos la aldea'. Los militares reunieron a los pobladores de Las Cruces y les solicitaron dinero.

Al que no tenía, lo obligaban a vender alguna de sus pertenencias bajo amenazas de muerte.
La presencia militar se mantuvo durante siete años en el destacamento de Las Cruces.

Durante ese tiempo se reportaron muertes violentas y se instituyó con frecuencia el Estado de Sitio. Los habitantes estaban constantemente controlados y vigilados por comisionados militares. En ese entonces ya existían las Patrullas de Autodefensa Civil (PAC), las cuales colaboraban con los comisionados y destacamentos militares.

En 1982 el general José Efraín Ríos Montt tomó el poder e inició su política contrainsurgente en las comunidades donde la guerrilla, presuntamente, tenía presencia. En mayo de 1982, tres meses después del golpe de Estado que llevó al poder a Ríos Montt, los obispos guatemaltecos emitieron una declaración denunciando la muerte de 'un gran número de campesinos y familias indígenas'.

Los obispos expresaron: '... han aparecido numerosas familias vilmente asesinadas. Ni siquiera se ha respetado la vida de ancianos, mujeres encinta y niños inocentes. Jamás en nuestra historia nacional se ha llegado a extremos tan graves'.

Las asesinatos masivos y la total destrucción de aldeas y cosechas infundió el terror en el campo.

La estrategia, descrita a menudo como la política de 'tierra arrasada' se tradujo en violaciones de derechos humanos de extrema magnitud.
A esta política no escapó el parcelanilento Dos Erres. La noche del 6 de diciembre de 1982 un grupo de hombres fuertemente armados ingresó a la aldea y sacó de sus hogares a hom bres, mujeres y niños. Los caminos fueron cerrados y todo aquel poblador que transitara por los mismos, también pasó a ser capturado. La comunidad entera fue masacrada. No se sabe con exactitud cuántas personas perecieron, pero en la exhumación, realizada entre 1994 y 1995 de un pozo de 12 metros se recuperaron 162 esqueletos, entre hombres, mujeres y niños (ver informe forense 1 y 2).

De conformidad con testimonios que han recibido Famdegua y el Ministerio Público, hay una versión de familiares de las víctimas que señala como responsable de esta masacre al oficial militar Carlos Carías López, quien se desempeñaba como comandante del destacamento militar de la aldea Las Cruces. Los señalamientos en su contra incluyen el saqueo de la aldea, posterior a la masacre. Hay quienes, sin embargo, no logran ubicarlo dentro de los hechos.

Se dice que la patrulla, conformada por oficiales y subinstructores kaibiles, con el apoyo de tropa local, salió de Santa Elena como a las diez de la noche, en camiones particulares, cubiertos con lonas. Los soldados iban vestidos con ropa de civil.
El objetivo era que la guerrilla no los detectara y, al mismo tiempo, que la población se confundiera.

Todos se pusieron un listón de color rojo en el brazo derecho con el objeto de no confundirse a la hora del ataque.

Llegaron a la aldea a las dos de la mañana. Lo primero, sacar a la gente de sus casas. luego se procedió a torturar a los hombres.

Un oficial violó a una niña. Ya eran las tres y media de la madrugada. A eso de las ocho de la mañana los militares dieron la orden de ejecutar a toda la población. La ejecución en sí, sin embargo, empezó a las catorce horas: un bebé de tres o cuatro meses fue lanzado vivo dentro del pozo.

Le siguieron todos los menores de edad. Los adultos todavía se encontraban encerrados en la casa que ocupaba la iglesia protestante.

Entre las mujeres, había niñas de doce y trece años, algunas de ellas fueron violadas.

A las víctimas se las paraba a la orilla del pozo, con los ojos vendados, y se les daba un garrotazo en la cabeza. Después de los niños se fueron las mujeres, luego los hombres. Mucha gente todavía estaba viva. Una vez lleno el pozo se procedió a cubrirlo con tierra, (a las diecisiete horas del mismo día).

El resto de gente fue llevada a dos lugares distintos, siempre dentro de los linderos de la comunidad: la Aguada y los Salazares. Las personas fueron ejecutadas y dejadas sobre la superficie del terreno. Se calcula que murieron en total unas 190 personas.
Fuentes: ODHA, SEPAZ, FAMDEGUA Y REHMI.

Los hijos que la guerra arrebató

1-10-2001 por Alba Trejo
Los hijos que la guerra arrebató
Tomado de "región - América Central y Caribe - Nº 5


El reportaje reproducido aquí fue ganador del primer lugar en la categoría "Reportaje escrito" en el certamen: Premios Henry Dunant a la excelencia periodística 2001, reconocimiento que otorga el CICR a los mejores reportajes publicados en radio, prensa escrita y televisión.Diario El Periódico, Guatemala

Nota: La publicación de textos de autores que no pertenecen al CICR se hace bajo su exclusiva responsabilidad y/o de las institución(es) a que representan; por lo tanto, no constituyen ni pueden ser interpretados como tomas de posición del CICR

Su vida cambió a los seis años de edad. Aquella noche de diciembre de 1986, un grupo de hombres armados irrumpió en el parcelamiento Dos Erres , y a fuerza de golpes arremetió contra los habitantes que se encontraban en el lugar. Entre ellos estaban sus padres y siete hermanos, quienes inevitablemente perecieron en aquel pozo donde fueron lanzados hombres, mujeres y niños. Él se salvó porque buscó asilo tras las piernas de un militar que había llegado como personal de apoyo a la masacre 'por si las cosas se ponían difíciles'.

Hoy, 18 años después, Domingo* ha decidido romper el silencio. Y aunque no desea que su rostro se conozca, está dispuesto a contar su historia. Una historia que parece haberse repetido una y otra vez con cientos de niños guatemaltecos que también fueron escogidos a dedo por miembros del ejército de la guerrilla, durante el conflicto armado interno en Guatemala, con el fin de integrarlos a un hogar infértil, trabajar como mozos, prostituirlos, venderlos en el extranjero o reclutarlos para integrar las filas combativas.

Y es la tragedia del entonces niño la que ha servido a los diferentes organismos de derechos humanos, para ilustrar que existen cientos como él en algún lugar remoto de este país y que ignoran que son los hijos que la guerra arrebató del seno de su verdadero hogar. Domingo cuenta que supo lo que era una guerra cuando a sus escasos seis años escuchó los tiros, las súplicas y los lamentos de los habitantes del parcelamiento donde vivía. Movido quizá por un instinto de sobrevivencia, se escondió tras las piernas de aquel hombre vestido de traje de combate.

Desde ese refugio, sus diminutos ojos veían cómo su madre, una campesina dedicada a crianza de animales domésticos y al cuidado de sus siete hijos, era arrastrada hacia una muerte inevitable. Mientras tanto, su papá, un campesino de oriente que había llegado a tierras peteneras con la esperanza de superarse, era obligado, a fuerza de golpes, a entrar al salón de la escuela junto con los otros hombres del pueblo.

Escondido tras las piernas del militar, Domingo guardó muy dentro de sí los ruidos y las imágenes que vio cuando los lugareños eran llevados al pozo en que fueron lanzados. Imágenes que Domingo admite ahora lo acompañarán toda su vida.
Así fue como presenció la desaparición del parcelamiento Dos Erres; un lugar poblado por un reducido grupo de familias del sur y el oriente del país, que durante la década de 1960 llegaron a Petén en busca de mejores oportunidades de desarrollo económico, y donde 20 años después y seis meses antes de la masacre, su número de pobladores ascendía a 365, según estimaciones del censo realizado en 1986.

'Aquella noche lloré tanto', comenta Domingo, 'que me quedé dormido. Cuando desperté iba en un helicóptero junto a otros tres niños y ni siquiera imaginaba a dónde me llevaban'. No faltaba mucho para que el pequeño se diera cuenta de que lo estaban trasladando a un lugar donde vivían soldados. 'Habían personas uniformadas de verde que entraban y salían, que se saludaban y tenían carros y helicópteros', indica. Ahora, años después, asegura que se trataba de la Escuela de Kaibiles. Ahí le tocó vivir un prolongado mes y medio, y ahí fue donde le enseñaron a pescar y a matar pájaros, mientras decidían su futuro.

Pero Domingo recuerda que en ese lugar no estaba solo. Asegura que habían más niños, la mayoría de unos nueve años o más pequeños. También recuerda que habían niños colochos, de piel morena y de ojos claros, como él. 'Otros eran de piel blanca', añade. 'A muchos los sacaban del lugar de un día para otro, y nadie sabía a donde eran llevados. Sólo decían 'se lo llevó un oficial o algún especialista', y yo fui el último que se quedó', cuenta. A Domingo se lo llevó más tarde el mismo militar que le había servido como resguardo durante la masacre en Dos Erres. Y aunque prefiere no traer a colación los momentos vividos durante los 15 años que estuvo al lado del militar y su familia, se limita a asegurar que fue tratado bien; que al principio las cosas fueron difíciles entre su madre adoptiva y él, pero que después fue aceptado y querido como un hijo más.

'Yo nunca he declarado esto a nadie, lo he tenido muy guardado en el corazón, porque la verdad nunca pensé que se iba a llegar a saber todo esto', agrega el joven. 'Siempre tuve en mente llegar a conocer a quienes hicieron todo eso en la aldea, y si los hubiera conocido antes no sé qué hubiera hecho, tal vez hubiera vengado la muerte de mis padres y mis hermanos', añade. 'Pero ahora no pienso igual y sólo le pido a Dios que me dé fuerza para soportar todo esto'.

En su testimonio, sin embargo, Domingo no condena la actitud del que hasta ahora es su padre adoptivo. Al contrario de lo que opinan la mayoría de miembros de los diferentes organismos de derechos humanos, lo cree su salvador. 'Porque me cuidó y no dejó que me hicieran daño', indica sin entrar en detalles.

Y aunque para él fue un momento emotivo reencontrarse con sus primos y tíos recientemente, sigue lamentando no haber estado presente el día que fueron extraídas del pozo del parcelamiento Dos Erres las osamentas de aquellas 162 personas que vio caer una noche de diciembre, entre ellas sus padres y hermanos.

Sólo encontrarlos

La Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA) considera como una desaparición forzada la acción del comando del Ejército que se llevó a Domingo, porque lo desprendieron del seno familiar'; esto a pesar de la suerte corrida por sus padres. Desde el punto de vista de algunas instituciones legales, por otra parte, la actitud de la institución armada debería considerarse como un secuestro, porque no sólo sacaron al pequeño de su aldea sino que lo retuvieron en un inmueble propiedad del Ejército.

Pero el propósito de sacar a luz pública casos como el de Domingo, cuyo testimonio fue presentado ante la agrupación no gubernamental de Familiares de Desaparecidos de Guatemala (Famdegua), no es motivar la discusión de si fue o no un crimen de lesa humanidad lo que hicieron con él y tantos otros. Más bien se pretende iniciar la búsqueda de los ahora jóvenes y con ello aliviar de alguna manera la angustia de sus familiares, quienes todavía con alguna foto de la primera comunión en mano los buscan afanosamente.

A decir de Marco Antonio Garavito, psicólogo que actualmente se dedica a la búsqueda de niños perdidos durante la guerra, 'la desaparición de menores fue una constante durante el conflicto armado interno, y se intensificó entre 1980 y 1985 por el tipo de operaciones militares que se establecieron', agrega.

'La política de tierra arrasada fue una de estas estrategias. Y con ella se perdió el mayor el número de niños', destaca. Una política que, según Garavito, tuvo sus desaciertos, 'pues si la orden era acabar con la semilla para que no germinara, ¿por qué los dos bandos se quedaron con cientos de niños que más tarde podían hablar de lo que ocurrió? Ahora que son adolescentes, esos niños cuentan lo que vieron y lo que sintieron. Lo que marcó sus vidas'.

Y es que la gran mayoría de los pequeños desaparecidos eran entonces niños de entre seis meses y 12 años de edad. Hasta la fecha se desconoce cuántos fueron secuestrados y por qué bando. De hecho, ni siquiera la gubernamental Secretaría para la Paz (Sepaz), que en principio debería contar con fondos suficientes para resarcir los daños hechos a la población víctima del conflicto armado, ha podido determinar el dato. Hasta el momento, Garavito, asesorado por un grupo de activistas de derechos humanos de El Salvador junto a un equipo de investigadores, es el único que se dedica a la búsqueda de los pequeños.

'Los resultados han sido alentadores. Ya se consiguió dar con el paradero de 60 familias que perdieron a sus hijos durante la guerra y que han mostrado interés en saber qué ocurrió después de que les fueran arrebatados sus pequeños de las manos', explica.

Garavito, quien tiene experiencia en el trato de niños de la calle y niños trabajadores, cree que en Guatemala no es el momento de señalar a quienes cometieron esos actos. 'De sobra es sabido que cualquier cosa que se diga o haga en este país es como echarla a un saco roto', asevera.

Explica que su objetivo es encontrar a los jóvenes, pero por cuestiones humanas y no para exigir castigo contra quienes cometieron esas atrocidades. 'Hemos encontrado casos de gente que perdió a su niño con dos años de edad y que hasta ahora, 15 o 20 años después, lo siguen llorando como se llora la muerte o desaparición de un ser querido, y conservan las fotos de bautizo o primera comunión. Viven con ese recuerdo estancado en sus memorias', destaca Garavito.

El Ejército, por su parte, a través de su entonces portavoz, Douglas Barrera, aseguró que la desaparición de los niños jamás fue una política establecida dentro de la institución castrense. 'Pero que haya habido casos aislados tampoco se niega'.

Para Barrera, si cualquier miembro del Ejército se llevó a algún niño de una aldea fue por cuestión de humanidad o por razones religiosas. Ahora, si éste es acusado de haber cometido un crimen con tal acción, tendrá que responder ante las autoridades civiles', dice.

'De cualquier forma, debo dejar claro que no se puede acusar a una institución por casos aislados, porque adueñarse de los niños jamás fue algo institucionalizado en el Ejército'. Sin embargo, el informe del REMHI, en el inciso denominado 'De la adopción al secuestro', capítulo segundo, La destrucción de la semilla, se hace mención a las declaraciones de quien fuera ministro de la Defensa en 1989, el general Alejandro Gramajo, a un diario.

'Muchas de las familias de oficiales del Ejército han crecido con la adopción de niños víctimas de la violencia, pues en determinados momentos se volvió moda en las filas del Ejército hacerse cargo de pequeños de tres o cuatro años que se encontraban deambulando en las montañas'.

Los organismos de derechos humanos, el Ejército y la guerrilla buscan a quien culpar de la desaparición de los niños durante el conflicto armado.

Sea como sea, estos niños fueron arrebatados de los brazos de sus padres para convertirse en hijos adoptivos de familias militares, formar parte de las filas de la guerrilla o huyeron despavoridos a la montaña echando un pulso con la muerte. Nadie los ha olvidado. Y aunque hoy su búsqueda comenzó, la tarea de encontrarlos no será nada sencilla en un país donde la desconfianza y el miedo aún persisten. Una tarea que a pesar de todo intenta darle consuelo a todos aquellos padres que, con una foto borrosa en mano, buscan el sosiego en sus corazones desconsolados.
*Seudónimo

ORGULLO MILITAR GUATEMALTECO

ISAÍN MANDUJANO/APRO
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TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis., 04 de octubre (apro).- Pese a lo que se diga de ellos, para el coronel de infantería Jorge Armando Martínez Cantoral, no le da pena ser el comandante de la Brigada de Fuerzas Especiales Kaibil del Ministerio de Defensa Nacional de Guatemala, al contrario le llena de orgullo, pues son “hombres especiales al servicio de la patria”.
Después de 30 años de crearse y sufrir una serie de modificaciones en su nombre, fue en julio del 2004, cuando dentro del Plan de Reestructuración y Transformación del Ejército de Guatemala, se cambio de “Comando de Fuerzas Especiales Kaibil”, por el de “Brigada de Fuerzas Especiales”, como se le conoce ahora.

El viernes 26 de agosto pasado, el presidente de Guatemala Oscar Berger visitó las instalaciones de esta Brigada, ubicada en las antiguas instalaciones de una Zona Militar No. 23, en el municipio de Poptún, departamento de Petén, a una distancia de 380 kilómetros de la ciudad capital de ese país.

Según las imágenes fotográficas que dan fe de los hechos, ahí fue recibido por el coronel de infantería Jorge Armando Martínez Cantoral en su riguroso traje militar y su boina roja con la leyenda Kaibil; en tanto el presidente iba vestido de manera informal, pantalón caqui, camisa celeste con las mangas dobladas y una gorra blanca.

“Como comandante, me llena de satisfacción, haber tenido la oportunidad de que nos conozca y sepa que la Brigada de Fuerzas Especiales Kaibil, es un Comando Militar guatemalteco que prepara hombres especiales al servicio de su patria y en cumplimiento al mandato Constitucional de mantener la soberanía e integridad de la nación”, dijo el coronel de infantería Martínez Cantoral, al momento de cuadrarse y hacer el saludo militar ante el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas de ese país.

En el marco de esa visita, el comandante le hizo una exposición de los que son las Fuerzas Especiales bajo su mando. Las diapositivas elaboradas en el programa power point y que se encuentran en la web del Ministerio de Defensa de Guatemala exponen su misión, visión, quienes son los comandantes, el Batallon de F. E., los cursos que imparten y las actividades que realizan.

Para ellos, sus visión es “ser una unidad líder que ofrece un servicio a la Nación, provechoso y de alta calidad”, para cumplir con el mandato Constitucional, en el sector de defensa y seguridad.
Como misión se plantean: “adiestrar a unidades especiales, contribuir al entrenamiento de las unidades regulares, efectuar operaciones especiales, estratégicas y tácticas por periodos cortos y apoyar las operaciones que efectúan las unidades regulares”.

Después del coronel de infantería Martínez Cantoral, figuran en la estructura de mando otro segundo y tercer comandante del cual en la exposición gráfica no dice sus nombres.

En otra diapositiva con imágenes de militares graduándose, a quienes se les impone su boina roja, otros en operaciones nocturnas y unos más camuflados entre la maleza con fusilo en mano, se señala que esas instalaciones se imparten el “Curso Kaibil” y el “Curso Francotirador”.

En otra diapositiva explican que el Curso de Kaibil, tiene como misión: “adiestrar a comandantes y jefes de pequeñas unidades en la preparación y conducción de operaciones especiales para desorganizar de cualquier forma las operaciones del adversario, a cualquier profundidad de las áreas bajo control enemigo”.

Imágenes de bienvenida a los aspirantes a kaibiles, operaciones aeromóviles, descenso de riscos.
El Curso de Francotirador tienen como misión: “adiestrar a oficiales, especialistas y tropa en las técnicas y tácticas especiales de francotirador, para apoyar a las unidades regulares y efectuar operaciones enmarcadas dentro de la ley”.


Pero los kaibiles no solo están para su lucha contrainsurgente que les dio origen, ahora han variado sus actividades, pues según explican en el documento, han apoyado los operativos realizados por la Policía Nacional Civil de Poptún, participan en el combate y control de incendios forestales, sobre todo apoyando en sobre vuelos para detectar áreas sensibles, que puedan verse afectadas por los incendios forestales.

Para el coronel de infantería Martínez Cantoral, el “entrenamiento oportuno y constante es igual a estado de apresto y optimo”, por eso no dejan de estar actualizándose como el simular “operaciones antiteorristas” o bien realizan “entrenamiento para operaciones fluviales”.

Pero el caso más importante para ellos el haber participado en la República Democrática del Congo, en “operaciones de mantenimiento de paz”,

Desde el continente africano, específicamente desde el campamento de Kavumu en el Congo, donde se encuentran el contingente de kaibiles, al mando del Coronel de Infantería Luis Francisco Juárez Enríquez, llegaron noticias de estas Fuerzas Especiales.

Y es que hasta allá llegó a supervisar “la misión de mantenimiento de paz”, el coronel de artillería Juan José Guevara Castillo, Director de Logística del Estado Mayor de la Defensa Nacional.
Y aunque no dice el documento en realidad el contingente fueron para capacitar y adiestrar en lo que saben hacer tácticas y estrategias de contrainsurgencia tanto a militares congoleses como paquistaníes e hindúes.

Para ese nacieron, eso les dio vida.

Desde diciembre de 1974 ha tenido varios nombres ese lugar ahora ubicado en Poptun, antes estuvo en El Infierno, en plena Selva del Petén: Escuela de Comandos, Escuela Kaibil, Escuela de Adiestramiento y Operaciones Especiales Kaibil, Centro de Adiestramiento y Operaciones Especiales Kaibil, Comando de Fuerzas Especiales Kaibil y finalmente Brigada de Fuerzas Especiales Kaibil.

El nombre de Kaibil le correspondió al rey del imperio Mam, quien según se dice, gracias a su astucia no pudo ser capturado por las fuerzas invasoras del conquistador español Pedro de Alvarado.

Kaibil Balam (el que tiene la fuerza y la astucia de dos tigres) era considerado como un verdadero estratega y recibía consultas de caciques de otras tribus, defendió su tierra Zaculeu y su imperio, fue pues el guerrero que más resistencia puso a los españoles.
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Los Kaibiles: Las 'máquinas de matar'

Los Kaibiles: Las 'máquinas de matar'
Son sometidos a condiciones extremas
Los kaibiles del Ejército guatemalteco, mezcla de 'rangers' estadounidenses, gurkas británicos y comandos peruanos, son entrenados en 'El Infierno'



02/10/2005 Por: José Luis Castillejos
Notimex.-Lima.- Los kaibiles, las "máquinas de matar" del Ejército guatemalteco -una mezcla de "rangers" estadunidenses, gurkas británicos y comandos peruanos-, son entrenados en "El Infierno", una Escuela Militar del norte de Guatemala.

Al "Infierno", un Centro de Adiestramiento y Operaciones Especiales kaibil ubicado en la región de Poptún, a 415 kilómetros al norte de la capital de Guatemala, sólo se ingresa por invitación del Ejército y allí estuvo hace unos años este corresponsal de Notimex.

Los miembros de esa fuerza de élite son sometidos durante ocho semanas en ese centro a un entrenamiento de sobrevivencia en condiciones extremas y ellos siempre tienen presente el lema:

"Kaibil, si avanzo, sígueme; si me detengo, aprémiame. Si retrocedo, ¬mátame!".

El tableteo de las ametralladoras, una densa columna de polvo y humo y jóvenes kaibiles carapintadas con el fusil M-16 al pecho y la bayoneta calada, reciben al visitante en una zona sembrada de minas y plantas de "pica-pica", que causan un escozor interminable.

Los estridentes cañonazos y el olor a pólvora ahuyentan a las aves, que vuelan despavoridas, mientras los hombres con traje de "fatiga" se desplazan pecho a tierra por entre el espeso follaje selvático, la tierra y el lodo.

Se trata de una demostración de la destreza que estos soldados -indígenas en su mayoría- han adquirido como resultado de un procedimiento desgastante y de privaciones que los ha convertido en implacables soldados de fortaleza inaudita.

Estos hombres cuya arma fundamental es la sorpresa, saben resistir y han sido instruidos como "máquinas de matar" que reaccionan ante "fuerzas o doctrinas extrañas que atenten contra la Patria", según fuentes militares consultadas por Notimex.

El curso para ser kaibil comprende tres etapas: la primera tiene una duración de 21 días de instrucción teórica y entrenamiento práctico en la que se mide el grado de espíritu militar y el nivel moral del aspirante.

La segunda fase se desarrolla en la selva por 28 días y al final del severo entrenamiento, el kaibil debe saber actuar con destreza en una guerra irregular y ser capaz de cruzar corrientes de agua, pantanos, riscos, hacer demoliciones, detectar y desactivar minas.

En la ultima etapa, el aspirante a kaibil, acostumbrado a comer culebras, hormigas y raíces, y a captar el agua del rocío en hojas, debe efectuar ataques de aniquilamiento, maniobras de inteligencia, penetraciones en territorio enemigo y reabastecimiento aéreo.

Le llaman "El Infierno" al centro de entrenamiento kaibil porque los 38 grados centígrados de temperatura y la intensa humedad del lugar han hecho a muchos desistir.

El visitante común se derrite en esa zona ubicada en plena selva del Petén guatemalteco, donde pocos ingresan, y en el caso de los militares, muchos caen rendidos ante el hostil entorno y el brutal entrenamiento.

Los que se rinden nunca podrán llevar sobre la cabeza la boina púrpura y los emblemas que distinguen a la fuerza elite creada en los años 70 para combatir a la insurgencia guatemalteca.

Como parte del curso, que sólo culmina una tercera parte de aspirantes, los futuros kaibiles tienen que pasar dos días sin dormir en un río con el agua hasta el cuello.

Los kaibiles son capaces de doblegar la voluntad del enemigo y su mística está presente en todos los Ejércitos de América Latina, dijo a Notimex el entonces teniente Julio Alberto Soto Bilbao, de la 42 Promoción "Kaibil Balam Internacional".

Ese grupo de elite fue creado el 5 de diciembre de 1974 para enfrentar al ahora desactivado grupo rebelde Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), que durante cuatro décadas puso en jaque al gobierno de ese país centroamericano.

Los militares adoptaron el nombre de Kaibil Balam, un rey del imperio maya que nunca pudo ser capturado por los conquistadores españoles y, con ese espíritu, se organizó también en función de un objetivo político-militar: recuperar el territorio de Belice.

Algunos de los postulados kaibiles son contundentes lemas de guerra, como "Siempre atacar, siempre avanzar" y "El ataque de un kaibil será planeado con secreto, seguridad y astucia, porque el kaibil es una máquina de matar".

Como parte de su preparación los enseñan a cuidar perros cachorros a los que terminarán matando para comérselos, y son entrenados para arrancarle la cabeza de un mordisco a una gallina.

Se especula que en la época de la guerra contrainsurgente incluso comieron carne humana de sus enemigos caídos en combates.

Los militares de este grupo de elite exhiben orgullosos la insignia en forma de arco, con fondo negro y ribetes dorados con la palabra "KAIBIL" en letras mayúsculas de color amarillo.

El color negro significa operaciones nocturnas, el amarillo las diurnas. El ribete amarillo, la primera semana del curso, el fondo negro, la segunda y las letras los siguientes 42 días.

Al término del entrenamiento, los comandos se dan un banquete con carne de lagarto asada, iguana y venado y tienen el permiso de tomar por la fuerza al ministro de Defensa guatemalteco en turno y lanzarlo a un estanque donde hay cocodrilos.

Como parte del ritual de culminación del curso, cada uno de los militares toma la "Bomba", una mezcla de tequila, whisky, ron, cerveza, agua mineral y pólvora que es servida en un vaso de bambú en cuyo exterior y hacia el borde superior está atada una bayoneta.

El militar tiene que tomar con cuidado la bebida, porque con una "Bomba" se embriaga y puede cortarse la frente con la bayoneta que sobresale por la parte superior del vaso.

A partir de entonces, ellos pueden exhibir el escudo kaibil, que tiene un mosquetón de alpinismo, que significa unión y fuerza, y una daga que está al centro de la imagen y representa el honor, y su empuñadora con cinco muescas en referencia a los cinco sentidos.

Uno de los lemas que se lee en la entrada de la Zona Militar 23 de Poptún es "Bienvenidos al infierno" y las ocho semanas que los aspirantes a kaibiles pasan allí así lo confirman.

Guatemala: La infiltración del narco mexicano

velia jaramillo/apro
* Investigan si “Los Zetas” recaban kaibiles


Ciudad de Guatemala, 3 de octubre (apro).-El anuncio de la captura en México de cuatro exmilitares de élite guatemaltecos acusados de estar vinculados con “Los Zetas”, reavivó aquí el debate sobre la creciente presencia de cárteles mexicanos en este país y los temores de que, algunos de los miles de militares guatemaltecos desmovilizados tras la firma de la paz, puedan haber sido cooptados por organizaciones criminales mexicanas.

El ministro de Gobernación, Julio Vielman reconoció que exmilitares y policías de este país se han unido a bandas de narcotraficantes para brindarles seguridad.Por su parte, el ministro de la Defensa, Carlos Aldana, concedió que los jugosos salarios que ofrecen bandas del narcotráfico, son una tentación difícil de evitar para guatemaltecos formados en el Ejército.

El presidente Oscar Berger respondió, al anunciar que incrementarán la presencia militar en la frontera con México, en el área de Petén, zona donde opera, según informes policiales, el Cártel del Golfo, y de donde desertaron los kaibiles aprehendidos en México.

El fiscal general, Juan Luis Florido envió a un agente del Ministerio Público guatemalteco y a dos auxiliares a Comitán para recabar información relacionada con los presuntos kaibiles ligados al grupo de “Los Zetas".

"Queremos establecer si, efectivamente, el grupo de `Los Zetas` está reclutando kaibiles para integrar sus fuerzas de seguridad y establecer los nexos que puedan existir en la comisión de delitos en Guatemala. Desde antes, había versiones de la policía de Guatemala, que nos inducían a suponer que algunos exintegrantes del Ejército, estaban formando parte de grupos que daban seguridad a narcotraficantes.

“Esto abre una línea de investigación para establecer la militancia de kaibiles en las fuerzas de seguridad de cárteles del narcotráfico, lo que es muy preocupante”, dijo a la corresponsal el fiscal contra la Narcoactividad en Guatemala, Fredin Fernández.La prensa guatemalteca recogió una versión divulgada por el diario San Antonio Express News, atribuida al Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos, que alertó, hace semanas, a la patrulla fronteriza sobre la presunta presencia de kaibiles guatemaltecos en la frontera con Mc Allen, Texas, los cuales entrenaban a pistoleros de “Los Zetas”.

El departamento de prensa del consulado de Estados Unidos en Guatemala dijo que no hay un informe oficial al respecto.Informes del Departamento de Divulgación del Ejército proporcionados a Apro, dan cuenta de que, de los cuatro exmilitares detenidos en México, tres habían desertado de la brigada de las fuerzas especiales Kaibiles en el municipio de Poptún, departamento de Petén, fronterizo con México, y uno más pidió su baja de la misma brigada.Se trata de los soldados Edin José Aragón, de 37 años, originario de Suchitepéquez, quien ingresó a los kaibiles en octubre de 1997 y desertó en febrero de 2004. Aragón se desempeñaba como conductor de vehículos de transporte liviano.

El segundo, José Ortega, se había incorporado a los kaibiles en enero de 1996 y pidió su baja a fines de diciembre de 1997, aduciendo que el entrenamiento era muy duro. Era un fusilero de infantería. Otro detenido en México es el cabo José Armando León Hernández, de 32 años, quien había ingresado a las fuerzas kaibiles en junio de 2001 y causó baja por desertor el 9 de octubre de 2004.

Es un experto en explosivos, originario del municipio de Los Amates, departamento de Puerto Barrios. Selvin Camposeco Montejo, el cuarto kaibil detenido en México, de 31 años, es originario del municipio de Nentón, Huehuetenango. Ingresó a las fuerzas kaibiles en agosto de 1993 y desertó del ejército en junio de 2001.

Fungió como sargento y conductor de transporte mediano.Aragón y León recibieron la medalla de la paz en bronce cuando tenían menos de 10 años en el ejército y se firmó la paz en Guatemala.

El coronel Jorge Ortega, jefe de Información y Divulgación del Ejército de Guatemala, dijo que la institución no investiga a militares que desertan. “El Ejército no tiene facultades para hacer investigaciones de esa naturaleza. Cuando un soldado deserta, se hace un procedimiento administrativo, se contacta a sus familiares, preguntamos en hospitales militares, civiles, morgues, cárceles y, cuando se agotan los procedimientos, se inicia el proceso legal por deserción”, señaló.

Ortega explicó que, en el caso de los kaibiles, “las condiciones de entrenamiento son muy fuertes. La exigencia es el doble que para un soldado regular. Tienen que correr más, llevar más equipo y desarrollar capacidades para sobrevivir más tiempo sin apoyo logístico regular”. Los kaibiles, describió Ortega: “reciben una capacitación en lo que, lo más importante, es su fortaleza espiritual, que les permite solventar los obstáculos que les presenta la naturaleza, sus adversarios y su propia condición humana.

Hay pruebas en las que tienen que caminar 54 kilómetros en un período no mayor de 14 horas, y estar en condiciones de seguir operaciones a través de la selva con todo su equipo. O tienen que sobrevivir 60 días en la selva. La lucha es contra la naturaleza y las debilidades de los soldados que, voluntariamente, aceptan el reto de entrar al infierno, como se llama la escuela”.Según Ortega, en Guatemala hay 1,500 soldados kaibiles.

“Es la primera vez que tenemos datos de desertores en kaibiles, no es común”, aseguró. A este grupo, precisó, llegan elementos que destacan no sólo por sus habilidades físicas, sino porque sus exámenes psicológicos muestran que tienen un perfil de liderazgo, debido a que el curso kaibil está diseñado para formar líderes de pequeñas unidades del ejército.

Ortega precisó que el ministro de la Defensa, Carlos Aldana, envió, a través de la cancillería guatemalteca, un oficio solicitando que se confirme la información de los presuntos kaibiles detenidos y sus vinculaciones con “Los Zetas”.

A través de sus agregados militares en México, envió el mensaje de que el ejército guatemalteco está listo para colaborar con información sobre los exmilitares detenidos.

Reclutados por el narco

El Comisario Adán Castillo, jefe del Servicio de Análisis e Información Antinarcótica (SAIA), confirmó que informes policiales apuntan a que organizaciones del narcotráfico se nutrieron a fines de los 90, después de la firma de la paz, de militares guatemaltecos que quedaron desempleados y conocían de armas.

“Aprovecharon la infraestructura y los conocimientos de esa gente para adoptarlos en sus organizaciones”, y éstos, al quedarse desempleados, accedieron”, planteó.Dijo que, si bien algunos exmilitares fueron reclutados por organizaciones del narco guatemaltecas, “entre organizaciones de narcotraficantes de distintos países existe una comunicación constante y un intercambio de ideas y de recursos”.

De ahí, añadió, no resulta extraño que muchos hayan pasado a formar parte de las filas de organizaciones mexicanas.Castillo señaló que organizaciones del narcotráfico en Guatemala han fortalecido sus relaciones con los Cárteles principales de la droga en México: el Cártel del Golfo, que opera en la parte norte de Petén, y el Cartel de Sinaloa, en la costa sur guatemalteca.

“Entre más se aproxima la droga al norte del continente, tiene mayor precio, hay mayores ganancias. Las organizaciones guatemaltecas lo que están haciendo es traer la droga del cono sur a Guatemala, donde tienen los contactos con organizaciones mexicanas, y las entregan en puntos fronterizos”.

El miércoles pasado, como parte del operativo Maya-Jaguar, en coordinación con autoridades estadunidenses, la policía guatemalteca interceptó en Petén una nave que transportaba 430 kilos de cocaína procedente de Colombia, con destino a México. En el operativo fueron detenidos los mexicanos Julio César Miranda, de 37 años; Edgar Salas Miranda, de 25, y Martín López Tejada, de 38, quien piloteaba la aeronave a nombre de Marcelo Soria Martínez, mexicano residente en Guadalajara. También fue detenido el guatemalteco Manuel Cac Pop.

“En el caso de Petén, la droga no era de ninguna organización guatemalteca, sino mexicana. Cárteles mexicanos están utilizando el territorio de Petén para colocar cocaína cerca de la frontera mexicana e ingresarla vía terrestre a ese país”, apuntó el investigador.

Uno de los grupos guatemaltecos más fuertes identificado por la policía, es el de los Mendoza, que opera en la parte norte del país y se cree que trabaja con el Cártel del golfo. La policía guatemalteca estima que ese grupo controla la tercera parte del territorio de Petén y cuenta con más de 500 hombres armados, además de que ha comprado grandes extensiones de tierra en esa zona y maneja comunidades enteras.

“Creemos que los cárteles mexicanos están aprovechando alguna debilidad para montar operaciones en el norte del país. Esperamos cerrarles espacios. Pensamos que autoridades mexicanas han tenido mayor presencia en controles aéreos en la región que colinda con Petén y, por ello, las organizaciones mexicanas están buscando movilizar droga por vía terrestre desde Guatemala”, dijo el policía.

En los últimos dos meses, en tres operativos, la policía guatemalteca capturó a siete mexicanos en operaciones del narcotráfico. Hace tres meses, detalló Castillo, dos mexicanos fueron detenidos en una finca en Petén, donde había una pista de aterrizajes de avionetas utilizada por una organización del narco mexicano, y estaba custodiada por gente armada, que huyó. Los detenidos fueron los mexicanos Víctor Manuel Pérez García y Esteban Rivera Mayen.

Policías guatemaltecos realizaron ayer un operativo en la aldea la Playita, municipio de Morales, en el departamento de Izabal, en busca del narcotraficante guatemalteco vinculado al Cártel del Golfo, Otto Herrera y sus hermanos.

Por lo pronto, agregó Castillo, en cuanto al caso de los kaibiles detenidos en México, la policía guatemalteca inició investigaciones. “Esperamos obtener información que sirva para neutralizar acciones de exmilitares guatemaltecos en organizaciones criminales internacionales”, apuntó.

Sin novedad.

Analista de la Fundación Myrna Mack, Carmen Aída Ibarra sostuvo: “No es ninguna novedad que hay en Guatemala presencia de carteles mexicanos y que haya relación entre narcos guatemaltecos y mexicanos”.

Afirmó: “La cooperación entre cárteles guatemaltecos y mexicanos existe desde hace tiempo. Ha habido figuras del narcotráfico de Guatemala que van a refugiarse a México cuando son perseguidos aquí, como el caso de Otto Herrera, apresado en México”.

En Guatemala, precisó Ibarra, “se ha hablado mucho del peligro que entraña que los militares puedan eventualmente pasarse a las filas del narcotráfico, pero hay escasa información de esa vinculación a nivel público”.Más públicos han sido los casos de exmilitares involucrados en secuestros, y dedicados a actividades delincuenciales que se cometen en el país.

Con todo, anotó Ibarra, “siempre se ha tenido el temor de la incursión de militares guatemaltecos en el crimen organizado o la narcoactividad. De ahí que siempre se ha tratado de evitar que el combate al crimen organizado y la narcoactividad queden en manos del ejército guatemalteco, porque se teme que transiten del combate a la complicidad”.

Ibarra estimó que elementos kaibiles, y exmilitares adiestrados en el manejo de armas y seguridad, son susceptibles de ser cooptados por estructuras criminales “esencialmente porque fueron entrenados para enfrentar situaciones de mucho riesgo y mostrar el coraje suficiente para la eliminación de enemigos del estado.

“Los kaibiles siempre fueron una fuerza de elite que se encargaba de ejecutar masacres de acuerdo con los informes históricos, pero no había sino hasta ahora una clara confirmación de que estaban siendo cooptados por el narcotráfico”.
http://www.proceso.com.mx/noticia.html?nid=34117&cat=0

Heridas históricas que dejaron los kaibiles

Fredy Martín Pérez
Comitán, septiembre 30, José Luis Coutiño.- La madre de Margarita Tomás fue asesinada a manos de los Kaibiles en 1982 durante una incursión del grupo de élite del ejército guatemalteco en la Finca Chaquian.
Luego del asesinato de su madre Margarita y sus familiares huyeron a México para buscar refugio de los embates del ejército Guatemalteco en contra de los campesinos que presuntamente apoyaban a la guerrilla.
A pesar de que Margarita vivió este infierno hace más de 23 años, los recuerdos de la noche en que ingresaron los kaibiles a su comunidad continúan frescos en su memoria.
Margarita recuerda aún la noche en que asesinaron a su madre: “Eran las doce de la noche cuando salimos, estaba lloviendo, estábamos llorando del miedo, luego llegamos a Delicias en donde estaba amontonada la gente, a mi mamá la mataron en la finca Chaquian, saber si la enterraron”.
Fue tras el ataque sufrido, que los familiares de Margarita y algunos de sus vecinos huyeron hacia México en busca de refugio. Fue también precisamente en la década de los ochenta, en que unos 30 mil guatemaltecos entraron a Chiapas huyendo de los horrores de la guerra, de la violencia y de la persecución gubernamental.
La suerte que corrió don Méndez Félix no fue mejor, el también huyó a México cuando tenía 36 años, ahora, a sus 69 recuerda la forma en que los kaibiles entraron a su comunidad, el ejido chupadero en donde mataron a 19 jóvenes.
Don Méndez tiene también frescos los recuerdos de la violencia de los kaibiles, cuenta que fue también una noche en que los militares entraron a su colonia y mataron a los jóvenes.
“En la aldea pasaron y mataron a 19 jóvenes, los mataron con machetes, los despedazaron como sandías” comenta.
Ya en el segundo contacto que tuvo con los kaibiles, don Méndez recuerda que se salvaron de ser asesinados por lo militares guatemaltecos gracias a que un mal afortunado habitante de la comunidad tenía disentería y estaba afuera de su casa.
Fue en ese momento cuando lo vieron los kaibiles y “lo mataron de tres balazos”.
Fueron precisamente los balazos que alertaron a la población que los kaibiles estaban cerca, y así, los habitantes de la comunidad lograron huir. “así nos salvamos, pero en ese tiempo mataron también a siete hermanos nuestros” cuenta con la tristeza reflejada en el rostro don Méndez.
Sin embargo el infierno que había comenzado la noche en que escapó con su familia a México no terminó en la incursión de los kaibiles a su comunidad. Don Méndez recuerda quie aún en territorio mexicano los kaibiles los persiguieron.
Para quienes como Margarita Tomás y don Méndez Félix vivieron la persecución asesina de los kaibiles, los detalles de infierno que vivieron será lo último que olvidarán por el resto de sus días.
Don Félix Torres José se acuerda de cada detalle de los kaibiles que arrazaron con su comunidad: “los kaibiles son grandotes, bien armados con cuchillo y navaja” dice mientras se rasca la cabeza con el nerviosismo que le provoca el recuerdo de quienes mataron a sus familiares y vecinos.
La guerra de Guatemala provocó que unos 40 mil indígenas guatemaltecos buscaran refugio en México. Fue en el año 2000 en el que el gobierno de La República Mexicana diera por finalizado el proceso para refugiar a guatemaltecos en nuestro país. Ahora los 40 mil refugiados cuentan con la nacionalidad mexicana.



EZLN retó a kaibiles en 1994

Bienvenidos a la pesadilla, reto del EZLN a kaibiles
isaín mandujano/ apro
* En diciembre de 1994, Marcos alertó sobre la incursión de militares guatemaltecos


Tuxtla Gutiérrez, Chis.,- A finales de 1994, el subcomandante Marcos, líder y vocero del EZLN, reveló por primera ocasión la existencia de kaibiles en la Selva Lacandona, a los que incluso retó: “Bienvenidos a la pesadilla”.

En una entrevista publicada en diciembre de 1994 en Proceso, el vocero de los rebeldes confirmó la infiltración de estas “máquinas de matar” en territorio zapatista, pero de nada sirvió, según él, pues “a nosotros nos da risa, porque sí sabemos lo que les pasa a los kaibiles con la guerrilla guatemalteca.

“Hemos recogido pedazos de kaibiles muertos, destrozados, hechos trozos, porque se meten mucho acá… Hemos encontrado decenas de cuerpos y a nosotros no nos espanta eso de que se comen los pollos vivos y se beben la sangre”, dijo Marcos, cuando se refirió por vez primera a esos cuerpos de elite militar del país vecino.

En ese mismo texto, el Departamento de Información y Divulgación el Ejército Guatemalteco reveló que, desde el levantamiento del EZLN, aumentó el número de militares mexicanos que buscaban capacitarse en el “Centro de Adiestramientos de Fuerzas Especiales Kaibil”.

“Se entregan de lleno al curso de comando. El Ejército Mexicano ha tenido cuidado al seleccionar a su personal, que luego del adiestramiento son unos grandes guerreros”, puntualizó.

Combate en la jungla

El adiestramiento kaibil es el más idóneo para los militares mexicanos, pues la jungla de este país es similar a la de Guatemala, aunque eso sí, el territorio donde opera el EZLN es más grande que la selva del Petén.

El documento reseña que en la entrada del centro de adiestramiento se lee, “Bienvenido al infierno”, bajo el lema que es la consigna de los kaibiles: “¡Si avanzo, sígueme; si me detengo, aprémiame; si retrocedo, mátame!”.

Las pruebas a las que son sometidos los kaibiles son las más altamente calificadas en la lucha antiinsurgente latinoamericana, y consisten en pasar largas temporadas dentro de la selva sin dormir ni comer. O bien alimentarse con carne cruda de animales silvestres.

“Un egresado de la escuela kaibil sale con una mentalidad de que por sí solo puede enfrentar hasta 50 enemigos”, dice el informe del departamento de Información del ministerio de Defensa de Guatemala.

Graduarse de kaibil no es cosa fácil, “algunos sufren daños sicológicos y otros incluso llegan a morir en el intento”.

El adiestramiento es una mezcla de ránger americano, de lancero brasileño y de comando de elite del Perú, y ha sido impartido a muchos oficiales mexicanos.

Alumno destacado

Enrique Oyarbides, un militar de la Armada de México, originario de Campeche, es uno de los egresados con la más alta calificación, mil puntos, que casi ningún oficial latinoamericano que asiste a esa escuela lo logra. Por ello mismo fue condecorado con honores.

Esa escuela surgió como una respuesta al conflicto armado en Guatemala, cuya guerrilla empezó a tener entre sus filas a insurgentes supuestamente entrenados en Vietnam, Bulgaria, Checoslovaquia, Rusia y China.

“El Ejército de Guatemala tenía que dar respuesta al nivel de combate que estaban planteando los grupos terroristas, por lo que el kaibil es un guerrero duro combatiendo en la selva”, refiere el texto.

El centro fundado en 1974 bajo el nombre de Escuela de Comandos lo fue hasta 1979, en que se modificó su denominación por Centro de Adiestramiento Kaibil.

Un punto del decálogo kaibil es que “lo posible está hecho; lo imposible, se hará.

“Siempre atacar, siempre avanzar. En la confusión y el desorden, el kaibil será quien domine la situación. Su ataque será planeado en secreto, seguridad y astucia; lo conducirá con fuerza, vigor y agresividad. Su arma fundamental es la sorpresa. No trata de cumplir una misión, la cumple; sabe que resistir no significa solamente el juramento de hacerlo, sino también no retroceder ante nada”.

“Al ser emboscado acompañado del máximo volumen de fuego, se lanza al asalto aniquilador. El kaibil es una máquina de matar cuando fuerzas o doctrinas extrañas atentan contra la patria y el Ejército”.

Quien se duerme durante una patrulla, abandona su armamento, da muestras de inconformidad, fuma durante operaciones tácticas, se insubordina, muestra imprudencia temeraria, miente, roba, finge enfermedades o titubea, no puede ser un kaibil, se advierte.

El que pasa un curso sale preparado para comandante o jefe de pequeñas unidades, con instrucción técnica, táctica, física y mental.

Comer perro

Una de las muchas anécdotas que se reseñan en torno a la escuela kaibil, es que cuando recién llegan los principiantes, les entregan un pequeño perro, al cual tienen que cuidar, dar de comer, bañar y dar atenciones para lograr establecer un vínculo muy estrecho entre el aspirante y el canino.

Una de las órdenes de los instructores casi al concluir el curso es que tienen que matar al can, no con arma blanca o de fuego sino con sus propias manos. Otros más dicen que incluso los obligan a comérselo.

Sobre este cuerpo de elite militar se han escrito muchas historias terroríficas: matanzas y demás violaciones a los derechos humanos que han dado pie a varias novelas, como la de Otto-Raúl González que, bajo el auspicio de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), escribió Kaibil.

En ella narra la historia de Pedro Pérez Abaj, un indígena maya quiché que su máxima aspiración era ser kaibil y obtener todas las condecoraciones. Ante el rechazo de su padre, se fue de casa para emprender una cacería contra los grupos guerrilleros de ese país y torturar a todo aquel que simpatizara con el movimiento.

Cuando en una ocasión se pregunta qué es un kaibil, recuerda que es un soldado a quien sus superiores han entrenado para matar. ¿Para matar a quién? A los enemigos del gobierno y de la patria: los comunistas, sus parientes y sus amigos. Esa era la parte teórica que le habían enseñado, la sutil teoría con que se le había lavado el cerebro.

Respecto de la práctica ya casi era un experto en el manejo de toda clase de armas de fuego: revólveres, rifles, metralletas de corto y largo alcance, granadas de mano, lanzagranadas, bazucas, bombas molotov, etcétera. Y no sólo armas de fuego: bayoneta, machete, cuchillo, navaja, daga, verduguillo...

Cuando en una ocasión al kaibil con grado de sargento, Pérez Abaj, le ordenan formar parte de un grupo para reprimir la toma de una finca, por parte de campesinos encabezados por su padre, titubeó sobre reprimir a los labriegos, y más cuando le dijeron que su misión era eliminar personalmente al líder.

“Pero es mi tata”, arguyó el kaibil. “Sí, pero yo te he dicho que es un co-mu-nis-ta”, replicó el teniente, “y vos estas precisamente para eso, para matar a los comunistas. ¿O no…?” “Sí, mi teniente”.

“Un kaibil no tiene conciencia, no tiene pensamientos propios, simplemente recibe órdenes, no las discute y jamás se raja a la hora de cumplir con el deber. ¿Entendido?” “Sí, mi teniente”. Se cuadró y se dio media vuelta y se fue a reunir con sus compañeros.

Su figura era siniestra, parecía que una bomba de tiempo le hubiese estallado en las manos. Se palpó la 45 y emitió una inocente risita de hiena...

TRASLADAN A KAIBILES DE CHIAPAS AL DF

ISAÍN MANDUJANO/APRO
TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis., 29 de septiembre (apro).- Bajo el más cauteloso sigilo miembros de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) trasladaron la noche del miércoles en medio de las estrictas medidas de seguridad a los siete detenidos, entre ellos cuatro kaibiles del Ejército guatemalteco, de esta ciudad a la Ciudad de México para ser interrogados en la Subprocuraduría de investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO).

Hasta la tarde de ayer miércoles los detenidos, Edin José Aragón Stwnlinsky, Miguel Ángel Paredes González, José Jonás Pacheco Escobar, Selvin Wosbelli Camposeco Montejo, Orlando de Jesús Rodríguez Ramírez, José Armando León Hernández y José Rafael Ortega, se encontraban presos en el penal El Amate, en la ciudad de Cintalapa, a unos 90 kilómetros al oeste de esta capital, donde estaban a disposición de un juez federal.

Esposados de las manos hacia atrás, los siete detenidos fueron trasladados en un larga caravana de vehículos de la AFI al Base Aérea Militar ubicado en la delegación Terán al poniente de esta ciudad.

El gobierno guatemalteco reconoció ayer que cuatro de los siete detenidos si fueron parte del cuerpo de élite kaibil, pero de los otros tres se desentendió.

Dijo que José Armando León Hernández, es experto en explosivos, abandonó su puesto el 19 de octubre de 2004, y no operador de comunicación como piensa la PGR; Selvin Camposeco Montejo, fungió como jefe de equipo, pero desertó el 6 de junio de 2001, y no chofer; Edin José Aragón Stwolinsky, quien dejó el Ejército el 14 de febrero de 2004, fue piloto de las fuerzas especiales; y, José Ortega, experto en explosivos, pidió su baja a voluntad el 29 de diciembre de 1997, y no soldado.

De los otros tres capturados son Miguel Ángel Paredes, José Javier Pacheco Escobar y Orlando de Jesús Rodríguez Ramírez; no dio mayor información.

La captura de los kaibiles en Chiapas paso inadvertida en los medios impresos locales, el 11 de septiembre pasado, ni siquiera la reportera que cubrió la nota en su momento Flor Cordero, de El Heraldo de Chiapas, imaginaría la importancia que cobraria ese incidente que paso como una intercepción más de ilegales en la frontera de México con Guatemala.

“En un retén del ejército mexicano perteneciente al 15º. Regimiento de Caballería Motorizada instalado para controlar el tráfico de armas de fuego y explosivo procedente de Guatemala, fueron arrestados seis centroamericanos y un mexicano que portaban ilegalmente armas de fuego de alto calibre, varios cartuchos útiles, un millón de pesos, alhajas y celulares nuevos”, describió desde Comitán la corresponsal de El Heraldo de Chiapas.

Reseñó en su nota que los extranjeros, quienes viajaban a bordo de una camioneta CR-V Honda, color azul, con placas de circulación P-960CLP de Guatemala, al momento de ser inspeccionados en la base de operación fija, se les detectó cuatro armas calibre 9 milímetros, 167 cartuchos útiles, dinero en efectivo en billetes extranjeros (lempiras, quetzales, dólares, pesos mexicanos) de diferente denominación, así como varios anillos, cadenas, esclavas, rolexs con diamantes y 11 teléfonos celulares.

Los militares al descubrir a los presuntos traficantes procedieron a interrogarlos, identificándose estos, con seis licencias de portación de armas de fuego de Guatemala y licencias de conducir del mismo país, respondiendo a los nombre de Edin José Aragón Stwnlinsky, Miguel Ángel Paredes González, José Jonás Pacheco Escobar, Selvin Wosbelli Camposeco Montejo, Orlando de Jesús Rodríguez Ramírez, José Armando León Hernández y José Rafael Ortega.

Al momento de su detención los migrantes manifestaron que se encontraban en territorio mexicano por haberse extraviado y que se dirigían al poblado de San Teresa Llano Grande del municipio de Frontera Comalapa, sin embargo los sujetos al detectar el reten del ejercito mexicano arrojaron dos armas de fuego, mismas que fueron localizadas después que un oficial enviara a un sargento a inspeccionar el área donde se había detenido momentáneamente la camioneta.

“Nosotros no cometimos delito alguno, somos de la policía nacional civil de Guatemala, y lo que se nos decomiso esta soportado con las licencias correspondientes para poseerlas, no violamos ningún derecho internacional, declaramos que estábamos perdidos”, señalaron los detenidos.

Posteriormente al investigarse que estos tenían en posesión armas de alto calibre sin la autorización correspondiente para portarlos en México, se les explico que estaban violando la ley Federal de portación de armas de fuego y explosivos, decomisándose para ser puesto a disposición del Fiscal del Ministerio Público.

Horas más tarde fueron trasladados a la ciudad de Comitán en tres vehículos propiedad de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) quien custodiaba fuertemente armada, a los detenidos para ser puestos a disposición de la autoridad competente, así como la camioneta en la que viajaban y las pertenencias.

De igual forma se trasladó a esa cabecera municipal el fiscal adscrito a la agencia investigadora de Chicomuselo quien dio fe en el momento de la detención para justificar la flagrancia al cometerse los delitos por lo cuales se les pueda seguir un proceso penal.

Por su parte, el Ministerio Público Federal al iniciar la investigación se ordenó dar fe del vehículo e inventario de los objetos y pertenencias de los presuntos traficantes para que consten en la indagatoria y prueben su legal tenencia, así como de encontrarse algún otro tipo de sustancias prohibidas que pudieran venir ocultos en dicha camioneta.
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LOS CAPTURADOS

Los Capturados
Según el ministerio, los tres kaibiles desertores son José Armando León Hernández, experto en explosivos, quien abandonó su puesto el 19 de octubre de 2004.
Selvin Camposeco Montejo, quien desertó el 6 de junio de 2001. Fungió como jefe de equipo.
Edin José Aragón Stwolinsky dejó el Ejército el 14 de febrero de 2004. Su trabajo en las fuerzas especiales fue de piloto.
José Ortega pidió su baja a voluntad el 29 de diciembre de 1997. Es experto en explosivos.
Los otros tres capturados son Miguel Ángel Paredes, José Javier Pacheco Escobar y Orlando de Jesús Rodríguez Ramírez.
Aldana sostuvo que pidieron información detallada del caso a la Secretaría de Defensa de México, con la idea de intercambiar datos sobre el caso.
Síntesis: Lista de implicados
Estos son los tres desertores y uno que pidió su baja a voluntad, en diciembre de 1997, capturados en México, según autoridades locales:
Edin José Aragón Stwolinsky, José Armando León Hernández, Selvin Wosveli Camposeco Montejo y José Ortega.
También detuvieron a Miguel Ángel Paredes, José Pacheco Escobar y Orlando de Jesús Rodríguez.
Defensa: “Cuatro dejaron el Ejército”, dice ministro
El ministro de la Defensa, Carlos Aldana Villanueva, informó que de los siete capturados en México, cuatro son desertores, que pertenecieron a las fuerzas especiales Kaibil. Tres, según su currículo militar, mostraron mala conducta en la institución armada.
“Sabemos que fueron siete capturados en Comitán, Chiapas, de los cuales cuatro fueron kaibiles”, aseveró Aldana Villanueva.
El jefe de las fuerzas armadas no descartó vínculos directos entre carteles de narcotráfico de México y Guatemala. “La gente dedicada al narco está buscando personal con mucha capacidad, como los kaibiles”, agregó.

EDITORIAL DE PRENSA LIBRE, 28-Sept.-2005

EDITORIAL
Urge aclarar caso de ex soldados


Con urgencia, las autoridades guatemaltecas deben realizar las investigaciones para descubrir todo lo relacionado con las declaraciones del ministro de la Defensa de México, quien dijo ayer a una comisión del senado de ese país que existen fuertes indicios de una especie de alianza entre ex soldados de las fuerzas especiales de ambos países para integrarse al cartel de Tamaulipas, uno de los siete que tienen presencia en la totalidad del territorio mexicano.
El funcionario, Ricardo Clemente Vega, indicó que siete guatemaltecos ex integrantes de la unidad de kaibiles fueron capturados en México, a donde presuntamente se habrían dirigido para establecer contacto con los Zetas, un grupo de ex soldados de élite que fueron preparados a principios de 1990 con el fin de combatir a los carteles de la droga, pero que en vez de ello desertaron y se convirtieron en sicarios al servicio de los narcotraficantes.
Muchas son las razones para que Guatemala tenga interés en aclarar este asunto. Primero, porque los kaibiles fueron relacionados con acciones violatorias de los derechos humanos durante la época del enfrentamiento armado interno.
Segundo, porque se convirtieron en un cuerpo de élite que ha adquirido fama en el extranjero y por esa causa numerosos oficiales de los ejércitos latinoamericanos han venido a recibir los cursos que se imparte a los soldados y oficiales guatemaltecos que se ofrecen para ingresar a este grupo.
Tercero, porque de la misma manera como los llamados Zetas son ex soldados de élite de las fuerzas armadas mexicanas y que por este hecho no se les puede acusar a éstas, como institución, de apoyar al narcotráfico en sus diversos carteles, los capturados y cualquier otro ex miembro de los kaibiles estaría actuando en forma particular y no como el resultado de una política específica institucional de las fuerzas armadas guatemaltecas.
No puede negarse la gravedad que reviste para las fuerzas de seguridad mexicanas y guatemaltecas el hecho de que algunos de sus ex integrantes se encuentren al servicio de delincuentes y criminales, con la complicada organización y poderío económico y de toda clase que tienen los narcotraficantes.
El caso mexicano es especialmente problemático, porque fueron unidades creadas para combatir a los narcos, pero éstos tuvieron la capacidad económica de comprar a quienes estaban siendo preparados para rescatar a la sociedad de las garras de este flagelo.
A nadie escapa el constante aumento de la influencia del narcotráfico en el suelo guatemalteco. Por ejemplo, en muchas de las zonas capitalinas, no sólo en El Gallito, son constantes las balaceras que implican el uso de armas de calibre no permitido, como el rifle AK47.
Las fuerzas policiales se encuentran con que sus armas son inferiores en número y capacidad de fuego a la de los delincuentes. Si se crea la nefasta alianza entre Zetas y supuestos ex kaibiles, no pasará mucho tiempo antes de que estos delincuentes actúen en Guatemala en un paso más de la globalización de la criminalidad.